Pensando
Desconfianza en los políticos
Las promesas de los políticos son una gigantesca carpeta de incumplimientos y acciones carentes de veracidad. En esta isla de más de 70,000 km2, dividida en dos naciones, un estado fallido y una nación, la nuestra, de 48 km2, compuesta por terrenos provinciales y municipales, ríos, cientos de playas, lagos, lagunas y montañas, cualquiera pensaría que es más extensa de lo real. Existe un poder ejecutivo minado de dependencias, un poder legislativo con más de 200 legisladores y un poder judicial sin cuantificar cuántos jueces y fiscales; más de 80 mil soldados y 40 mil policías y la inoperancia de un populismo de organizaciones de protección social tales como: Bonos, Supérate, Avanza, Aprende, Familia Acompañada, Familia Feliz, Bonos Navideños y muchos otros. Son más que una razón del por qué la población ha rechazado más de dos intentos de Reformas Tributarias, que no es más que la desconfianza a los políticos dominicanos apoyados en el clientelismo y la corrupción compartida, con el alto precio del aumento de préstamos que agreden a la soberanía económica del país. Es hora de que las elecciones no sean un matadero de intereses comprados, prebendas pagadas y promesas incumplidas. Los problemas básicos siguen inertes en menoscabo de la calidad de vida de los ciudadanos esperanzados en un mejor futuro. Es preciso una gran transformación que nos acerque a lo más preciado en una sociedad, regirse por un sistema de derecho y la justa equidad social que todos merecemos, con la transparencia en la administración del patrimonio nacional.