¿Un partido único?

Entre el PRM, el PLD y la FP: ¿cuál es la diferencia?

Si un marciano llegara al país y viera cómo se llevan de bien los dirigentes de las tres siglas que conforman el epicentro de la partidocracia dominicana (solo hay que ver cómo disfrutan y bailan juntos en estos días), concluiría que no hay diferencia ni conflicto entre una organización y otra.

Una nueva generación de dirigentes, con un mismo perfil social y político, cada vez más alejado del pueblo, se afinca con el monopolio de la representación partidaria.

Muchos son familiares de jerarcas de sus partidos, habiendo heredado puestos en sus respectivas organizaciones a base de la influencia de sus parientes.

Entre sí comparten dos elementos fundamentales: una misma ideología conservadora (con matices casi decorativas), y una arrogancia propia de quienes nacieron en el poder y se saben en el carril de la herencia.

Es por eso que los celadores del templo de la partidocracia suelen reaccionar con tanta “preocupación” ante cualquier mecanismo o evento que pueda quebrar ese monopolio. Interesante escenario para pensar y proponer otra cosa en este venidero 2025.