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AGENDA SOCIAL

¿Sin orden mundial?

Desde ya, el 2025 se plantea como un año de grandes complejidades. El Foro Económico Mundial advierte sobre el aumento de respuestas aparentemente irracionales debida a la polarización política, que es lo mismo que decir que el mundo cada vez se torna más impredecible.

Esta realidad viene acompañada de un estándar doble sobre la aplicación de lo que antes eran verdades universales, lo que quiere decir que hasta los derechos fundamentales están sometidos a discusión, cuestionando la utilidad de organismos supranacionales que habían sido creados precisamente para generar el efecto contrario.

También dice el Foro Económico Mundial que se observa un alto cuestionamiento a los Estados e instituciones que antes fueron “baluartes del orden” y que ahora son objeto de fuerzas políticas externas e internas que desafían el statu quo.

Todo esto, y más, hace pensar que no hay un orden mundial y que la escalada en las tensiones geopolíticas puede traducirse muy fácilmente en una amenaza real a la economía, a la estabilidad política y a la seguridad de los Estados, cuestionando la razón misma del sistema que se estableció luego de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos hablan de un orden mundial fragmentado, otros hablan de un mundo en transición y hay quienes plantean que en 50 años el mundo pasó de un juego de suma positiva a un juego de suma negativa, resaltando la cooperación internacional que atestiguó la humanidad luego de la caída del Muro de Berlín y con el desarrollo de China, proceso que fue interrumpido a partir del 2008 con la crisis financiera internacional, que resultó en una década perdida y que ahora, con el efecto negativo generado por la pandemia del COVID-19, también marca la pauta para otra década perdida.

En otros escritos hemos manifestado preocupación sobre la necesidad de retomar los espacios de cooperación internacional, porque gran parte de la fragmentación que hoy vivimos es el resultado de la poca o nula colaboración entre países, regiones e instituciones a nivel mundial. Incluso las instituciones creadas por los acuerdos de Bretton Woods han entrado en una especie de letargo preocupante, mientras otros organismos que están en vías de fortalecerse, como el caso de los BRICS, aún están consolidándose en la escena mundial.

Acuñando un escrito del Foro Económico Mundial, vale la pena preguntarse:¿Cuáles son las formas de superar las divisiones para evitar más conflictos? ¿Es posible que los líderes acepten más limitaciones a su poder y asuman la tarea de establecer la paz? ¿Cuáles son las áreas mínimas de acuerdo que pueden generar progreso y contrarrestar acciones regresivas? ¿Se puede abordar y revitalizar la independencia del estado en paralelo con el fortalecimiento de estructuras transnacionales que ofrezcan seguridad a sus poblaciones? ¿Cómo restaurar (y rediseñar) el comercio y la globalización económica? De cara al futuro, ¿hacia donde va la humanidad? Son preguntas válidas para todos.