SIN PAÑOS TIBIOS
[Otro] Día de los Derechos Humanos
Desde 1950, cada 10 de diciembre el mundo celebra el “Día de los Derechos Humanos” (DDHH). Sobre las cenizas de la guerra más letal de la historia, los DDHH se convirtieron en bandera y causa de las Naciones Unidas. Con matices, interpretaciones y subjetividades geopolíticas; y, a pesar de que la Guerra Fría condicionaba muchas cosas; o que el proceso de descolonización aún traería sangre y dolor; la declaración valía la pena, como también recordar todos los años la efeméride.
Crímenes, opresión, esclavitud y guerra siempre han existido desde que el sapiens empezó a andar; y precisamente esa andadura fue formando la idea de la igualdad entre los seres humanos, sin importar origen, raza, religión, clase, sexo, etc. Desde Aristóteles –que abiertamente justificaba la esclavitud– hasta la declaración de independencia de los Estados Unidos pasaron más de dos milenios, que no es nada en términos de justificar la desigualdad a sostener que “todos los hombres son creados iguales”.
La Segunda Guerra Mundial fue el punto de inflexión de los DDHH. Nunca antes en la historia de la humanidad pueblos habían sido víctimas de una operación de exterminio por el sólo hecho de existir; ni mucho menos a una escala y sofisticación tecnológica que degradó a víctimas y victimarios en una “banalización de mal” que aún aterra narrar, 79 años después.
Hoy, con altas y bajas, la construcción del edificio moral sobre el que se sostiene la humanidad continúa. A menos de tres décadas resuenan los genocidios de Ruanda, Srebrenica, y, aunque el mundo sigue siendo un lugar inseguro, lo es menos que antes.
Debemos mirar con esperanza el futuro, estamos condenados a ello. Es la clave de nuestro éxito evolutivo; eso de creer que podemos mejorar cada día; y aunque circunstancialmente vemos cómo retroceden algunos lugares (Afganistán, Oriente Medio, África), o deprime ver el auge –en plenas democracias– de movimientos, agrupaciones o políticos que reniegan de la defensa de los derechos de mujeres, minorías, migrantes, grupos étnicos etc.; aún así convengamos que de 1950 hasta acá hemos avanzado un largo trecho en lograr, mantener y expandir esos derechos.
Nuestro país tiene muchos pendientes en materia de DDHH. La salud, educación, seguridad representan importantes desafíos; el acceso a servicios elementales; la garantía de una justicia imparcial, rápida y eficiente; un sistema carcelario inhumano y un largo etc.; pero no por ello podemos hablar de condiciones estructurales, políticas públicas regresivas o indiferencia estatal.
Tenemos muchos retos y el colapso haitiano nos obliga a cumplir nuestra política migratoria, a la par que garantizar los DDHH de todos los que estén en el país, sin importar condición; pero, a pesar de todo, podemos mirar el futuro con renovado optimismo y celebrar este día de los Derechos Humanos como lo que es: una gran conquista y una gran obligación.