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Las Mariposas: Mártires de hoy y siempre

Al contrastarse el tiempo que sin piedad avanza y se acumulan los años en el millero, esta historia antigua, herencia esencial de nuestra dominicanidad, adquiere conciencia cada día más y se erige con un legado eternamente vigente. El trágico asesinato de “Las Mariposas” impulsó la declaración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instaurado por la ONU en 1999, con un grito que no callará jamás.

En la sombría época dramática de represión, la sangrienta tiranía anticomunista de Rafael Leónidas Trujillo, oprimía con mano de hierro a la República Dominicana, la participación política de las mujeres no era concebible. En la pequeña localidad de Salcedo nacen, Patria, Minerva y María Teresa, en un entorno rural dentro de una familia próspera. Las tres mariposas que alzaron vuelo en la tormenta brava, hoy son el símbolo mundial del activismo político y feminista.

La génesis de este día encuentra sus raíces el 25 de noviembre de 1960, en un aparente acto de generosidad, las hermanas Mirabal obtuvieron permiso para visitar a sus esposos, quienes se encontraban encarcelados debido a su activa participación en el “Movimiento 14 de Junio”, un grupo de resistencia dedicado a derrocar la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

“Las Mariposas”, como ellas mismas se habían autodenominado para moverse en la clandestinidad, que ni era secreta, no desistieron de su viaje a pesar de la sospecha de una emboscada, rumbo a la trampa mortal que el destino les tenía deparado, fueron brutalmente asesinadas y arrojadas por un barranco. Quizás sus vidas fueron eso, un lento deslizarse hacia la muerte.

¿Cuán expansivo pudo ser el mensaje de una mujer, en contextos de opresión, para que el régimen trujillista viera en su accionar una amenaza?

Minerva, una mujer adelantada a su tiempo, optó por usar pantalones, una prenda inusual para las mujeres de los años cuarenta. Su padre le obsequió un automóvil, símbolo de su emancipación y éxito. Minerva no solo estudió Derecho en la Universidad de Santo Domingo, donde se graduó con honores; se preparó meticulosamente para enfrentar las injusticias de su tiempo, demostrando una determinación tan férrea contra la opresión, convirtiéndose en una figura de gran peso político.

Durante una década, las hermanas Mirabal ejercieron su militancia política mientras estudiaban. María Teresa acompañaba a Minerva dentro del movimiento, mientras que Patria, aficionada a la jardinería, acogía en su casa reuniones clandestinas. Esa residencia, tomada y destruida por el jefe del Servicio de Inteligencia Militar, Alicinio Peña Rivera -quien dirigió el asesinato de las hermanas-, es hoy un Jardín Memoria en Salcedo.

El 18 de mayo de 1960, Minerva, Maria Teresa y sus esposos fueron condenados a tres años de prisión por “atentar contra la seguridad del estado dominicano”. Las hermanas sufrieron violaciones cada vez que fueron encarceladas o detenidas por la policía del régimen. Y si la imaginación siempre se adelanta a la realidad, imaginarnos esta realidad nos transporta a un escenario de terror indescriptible.

Opositores al régimen eran encarcelados y torturados en mazmorras clandestinas, asesinados y arrojados al mar. Las muertes se presentaban como “accidentes”. Entre los actos más atroces se encuentra la “Masacre del Perejil” en 1938, donde el tirano Trujillo, ordenó el asesinato de más de cincuenta mil haitianos residentes en la República Dominicana.

La excarcelación anticipada de Minerva y María Teresa no fue un gesto de clemencia, sino una estrategia para evitar un posible levantamiento popular. La carta del Episcopado de la República Dominicana emergió como un documento clave y un hito significativo. Las hermanas Mirabal, ya en libertad, reanudaron las reuniones secretas contra el régimen que ya sufría las primeras serias presiones internacionales la OEA, por ejemplo, había sancionado al estado dominicano con una ruptura de relaciones diplomáticas y económicas.

En la paradoja de la historia, innumerables mujeres han sido víctimas de violencia y un fin no está en un cercano plano. El azar decidió que la historia no puede escribirse sin las hermanas Mirabal y mientras el mundo sigue siendo un lugar marcado por la sombra y el dolor, más necesario es acudir al legado de “Las Mariposas”. Es perturbador avanzar hacia las sombras cuando la luz está a nuestras espaldas, pero es precisamente esta búsqueda de luz la que define nuestra lucha.

Había una cuarta hermana, Bélgica Adela “Dedé” que no participó en forma directa del antitrujillismo de sus hermanas. Dedé asumió el rol de mantener vivas las memorias de sus hermanas y de la crianza de sus seis sobrinos, más sus tres hijos, por lo que fue apodada en el país como ‘mamá Dedé’.

El mundo despierta hoy conmemorando nuestras eternas mariposas dominicanas, este día despliega la belleza de un legado mundial e infinitas voces que dan al conjugarse tres nombres en su gloria.

En las más excelsas ceremonias de la cotidianidad, he escuchado estas las palabras que encapsulan el tributo de Minerva Mirabal, hasta extenderse en nuestros días y una vez más hoy nos dejan llenos de tristeza, convencidos de que abarcan un espacio vital en nuestra historia.

“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”. Minerva Mirabal.