empezó haina a moler
Luis Concepción, un hombre ejemplar de la cabeza a los pies
Cada 15 de noviembre en una familia oriunda de Haina, perteneciente a la provincia San Cristóbal, se celebra el nacimiento del primer niño de la familia Concepción-Santa que nació en un hospital y no como era habitual, en casa con una partera, Doña Lela.
Doña Ana Francisca era una mujer muy decidida, de las que cultivaban la tierra hasta en plena labor de parto. ¿Su esposo decía: “Que necesidad tiene la vieja de ir a parir en el pueblo para que la vean esos doctores que no la conocen?".
Pero ella se fue al pueblo y como una veterana ya con once partos, pidió el alta voluntaria.
Tengo la seguridad de que mi querida abuela era una mujer avanzada mentalmente para su época, sin duda alguna, ella no tenía formación alguna, pero poseía eso que vale más que cualquier cosa, visión de futuro.
Mi padre, mis tíos y tía son bendecidos, ya que gracias a ella y a su compañero de vida, el abuelo Rafael, son lo que son.
Mi padre como todo hombre latino, ya sea por machismo, por verse reflejado en un hijo, porque exista otro hombre en la casa, perpetuar el apellido, etc, deseaba con todas sus fuerzas tener hijos varones. En este caso parece que la vida le quería enseñar algo pues le envió cuatro hijas, seis nietas y un solo varón, y como no, llamado Rafael Alberto.
Pero con el tiempo se dio cuenta de algo y así lo expresa: "Que Dios le había premiado, mis hijas son mi primor, me convencí que el varón no hacía falta".
Menos mal porque yo fui su último retoño y siempre escuché la frase, tú eras la última esperanza, pero naciste niña, vaya por Dios.
Pero les puedo asegurar que el vínculo que tenemos con nuestro padre es tan saludable que ningún varón quizás lo tendría, Dios sabe por qué hace las cosas.
Lo más hermoso de ir cumpliendo años es que tus hijas quieran que estés a su lado. Mis hermanas y yo por razones desconocidas vivimos en distintos continentes y siempre lo que deseamos es que el patriarca y su eterna compañera, nuestra madre, estén con nosotras, que disfruten sus nietas y nosotras disfrutar de ellos.
Existen unos conceptos que él, mi padre, mi ángel, tiene muy claro y que define su temperamento y por eso queremos estar con él siempre; la serenidad, la prudencia, la paciencia, la tolerancia, el control emocional, esta es la definición de la personalidad de un verdadero hombre, que incluso regañando te habla desde la prudencia y desde el respeto.
Me quedo con sus enseñanzas, que tanta falta me hacen, ya que me encantaría tener su carácter, pero es imposible ser una copia de un ser tan ejemplar.
Él siempre dice:
1- Siempre, rodéese de gente cuyos ojos se iluminan cuando los vean llegar.
2- Siempre conduzca despacio, pues esta es la forma más rápida de llegar.
3- Sepan, que la coma de una montaña es la base de la siguiente, así que, sigan escalando.
4- La violencia crea más problemas que los que evita, sean pacíficos.
Definitivamente somos afortunados por tenerte. Estamos muy orgullosas del padre y el ser humano que a base de un esfuerzo increíble eres un resultado perfecto.
"Al estar convencido de que la vida no es más que un pequeño espacio en nuestro gran recorrido existencial, los años que pueda vivir posterior a estos setenta y cinco los declaro "tiempo extra".
Él está convencido de que mientras más se debilita el cuerpo más se fortalece el alma.
"Por dialéctica dejaremos este espacio terrenal. De seguro que con alguno de mis familiares, amigos y relacionados, volveré a reencontrarme allá en la eternidad.
La muerte es lo más seguro que tenemos, pero mi vida no sería la misma sin ti, pero eres un ejemplo tan trascendental que no importa si no estás, siempre estarás en nuestros corazones y todos esos recuerdos que hemos vivido contigo que han sido únicos.
Gracias por tu compañía, tu ejemplo, la educación que nos diste desde el respeto y el amor, eres en definitiva el amor de mi vida y el mejor padre que se puede tener. Siempre doy gracias por ser tu hija y el abuelo de mis hijas, porque nadie en esta vida puede hacer ese rol como lo haces tú.
Gracias Don Luis, gracias.