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Reflexiones del director

Otra razón poderosa para no escribir textos largos

Escribir textos cortos, explícitos y llanos sigue resultando todavía una dura prueba para los articulistas de las páginas de opinión de los diarios.

Algunos creen que mientras más extensos, doctos y ricos sean en citas de figuras relevantes, mayor será la garantía de su lectura o consumo en las nuevas plataformas digitales

Pero resulta que ya no estamos en los tiempos en que escribir largas y a menudo enrevesadas oraciones para exponer una idea era pasaporte seguro para enganchar lectores.

Vivimos en una época en que, como dice Marty Baron, ex- director del The Washington Post, tenemos que hablarle al público de manera más informal, más accesible, como si estuviésemos hablando con nuestros amigos y familiares.

En base a lo que muestran los estudios de las más prestigiosas instituciones que monitorean las nuevas tendencias mediáticas, los lectores de hoy (mayormente jóvenes) absorben información de forma distinta a la que predominaba antes.

Baron concuerda con esta visión, señalando que las generaciones más jóvenes están más orientadas hacia las imágenes y menos hacia el texto.

“La capacidad de atención es breve, a veces sorprendentemente breve.”, ha dicho en una de sus charlas ante la SIP.

A los articulistas de nuestro diario les suelo hablar de esta nueva realidad y de aconsejarles que produzcan textos entre 300 y 600 palabras, estrictamente centrados en el mensaje o argumento de fondo que deseen comunicar. 

Hemos comprobado que este modelo nos funciona muy bien en los formatos impresos y digitales.

Las mediciones de lectoría nos indican que, independientemente del tema abordado, son más los lectores que inician o terminan consumiéndolos.

En contraposición a los artículos que se extienden más allá de estas métricas, raras veces consumidos por la mayoría.

Esto plantea el desafío de comunicar la idea o el argumento de forma más breve a una generación que, para desventura nuestra, tiene déficit de atención.

El consejo del maestro Baron, que yo comparto plenamente, es que los articulistas conviertan el plato principal de la cena en un menú de degustación.

Los consumidores de medios valoran cada vez más la brevedad, la instantaneidad, la movilidad, la flexibilidad y la autenticidad de los contenidos, sean estos informativos o de opinión.

Porque, de hecho, las generaciones más jóvenes están más orientadas hacia las imágenes y menos hacia el texto.

Y de ahí que ahora sea imperativo enfocarnos en las preferencias de estas nuevas audiencias que están más orientadas hacia las imágenes y menos hacia el texto.

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