Ideando
El “éxito” de la era light
El emprendimiento de muchos y la facilidad que ofrece el mundo digital, han creado condiciones para que, desde cualquier lugar y con cualquier tipo de estructura, se pueda televisar un contenido que genere pingues beneficios dependiendo de la cantidad de personas que se registren y le sigan, de las visualizaciones que tenga ese contenido y de la cantidad de spots comerciales que la plataforma inserte en ese espacio.
Los productores solo ponen el contenido, los demás aspectos de comercialización y facturación los provee la plataforma digital.
El éxito de esta era light ha parido los nuevos youtubers e influencers, los cuales gozan del privilegio que les da la modernidad para subir cualquier tipo de contenido a las redes sin que existan rigurosos requisitos ni censura.
Sus mejores aliados son el teléfono inteligente, fuente innegable para la transmisión instantánea de todos los contenidos.
Hasta ahí todo es válido y real. Pero hay algunos detalles éticos que son vulnerados bajo la euforia del “liderazgo” que muchos han forjado desde estas plataformas y que deben ser revisados por ellos mismos porque les restan valor y son de su responsabilidad absoluta. No han entendido que aquello que los hizo triunfar, también los puede derrotar.
Ya que han ganado el favor y la admiración de una considerable cantidad de gente de todos los niveles, pienso que pudieran reorientar su comportamiento y obviar lenguajes y formas que dañan todo lo que han alcanzado con su esfuerzo. Todavía están a tiempo de hacerse merecedores del respeto de todo el país y de seguir siendo líderes de multitudes. Pienso que su audiencia seguiría siendo la misma si mejoraran la forma del trabajo que llevan a cabo con tanto “éxito”. Incluso, los cambios podrían llevarles a públicos que hoy no alcanzan. No proponemos que varíen la forma de lo que hacen, pedimos que les bajen algunas notas al lenguaje y los ejemplos que difunden. Es una humilde petición.