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PUNTO DE MIRA

Jochi Gómez nueva versión de Edgar Hoover

Hace algunos años publiqué que las reglas de juego se estaban flexibilizando y políticos y personas de “apellido” que delinquieran serian apresados como está ocurriendo, aunque la población sigue en sospecha que serían sancionados levemente.

La percepción popular tiene viejas raíces y a través de los años lo advierten refranes que dicen “las leyes son redes que atrapan peces pequeños porque los grandes la rompen” o este otro: “cuando los elefantes pelean la selva es la que sufre”. En los escándalos de personas de alto vuelo vinculados al gobierno la voz popular se ha cumplido sobre todo en los casos Fulcar y Macarrulla.

En las acusaciones que giran en torno a la semaforización parecer ser que los presuntos implicados incurrieron en un exceso de confianza en la impunidad. Las acciones delictivas que se les atribuyen son un rosario de de torpezas ya que conformaron una asociación de malhechores que supuestamente robó identidades, suplantaron firmas extranjeras, hicieron una trampeada licitación, maquillaron equipos viejos que vendieron como nuevos y presuntamente hicieron una estructura de espionaje. Entre otras muchas cosas.

Pero digan lo que digan en justicia la gente cree que el encarcelamiento es un teatro que encubre el manojo de reformas arrojadas al rostro de la opinión pública.

Todo tipo de alegatos se han tejido en torno a Jochi Gómez y Hugo Beras. El empresario Gómez es temido como si fuera un Edgar Hoover, quien se adueñó del FBI por tener secretos comprometedores de todos los aspirantes presidenciales de su época. Con esa información en su poder el director de la agencia federal era intocable. Gómez tuvo bajo su control no solo a una agencia como el FBI sino a toda la inteligencia militar y privada merced a un contrato que suscribió con el Gobierno de Danilo Medina que extendió la actual administración. Nadie sabe cómo ocurrió esto, pero este empresario, aunque se le haya vinculado a escándalos de espionaje, sigue con mucho poder y la reciente visita de Mike Pompeo fue otra exhibición de sus molleros.

Dicen que Jochi tenía en su base de datos toda la información de las licencias de conducir, de los pasaportes, cédulas, el control fronterizo y que el apoderarse de las operaciones de los semáforos con la toma de fotos y rutas de los todos vehículos se convertía en un elemento muy poderoso y peligroso para la privacidad.

Hugo Beras, supuesto cómplice o líder de los malhechores y que luce como principal responsable ya había estado vinculado al Intrant como representante de Gonzalo Castillo cuando era ministro de Obras Públicas de Medina, luego sería candidato a alcalde de Santo Domingo por el PRD en el 2020 y con su sorpresiva renuncia pasó a ser funcionario al servicio de Carolina Mejía como un favor a David Collado a quien se le atribuye los esfuerzos publicitarios para hacer ver al imputado como un engañado por el jefe de Compras y Contrataciones.

Tanto Gómez como Beras tienen mucha pegada en las redes sociales porque ambos son herederos del nombre y prestigio de dos comunicadores como son Guillermo Gómez y Freddy Beras Goico.

Además, los dos acusados tienen vínculos políticos poderosas que son razones que fundamentan la percepción de que en poco tiempo saldrán de la cárcel sin que haya mayores consecuencias.

Y si en algo hay que estar de acuerdo es que o ellos fueron distracción del paquete de reformas o las reformas fueron la distracción del sainete judicial que los une. 

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