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Reminiscencias

Consejos de un anciano

No creo que sea derecho o privilegio del anciano aconsejar, pero sí una práctica tenida por conveniente. Algunos pueblos antiguos los tienen como necesarios para sus decisiones colectivas. El nuestro no anda lejos, porque entre sus virtudes figura el amor por sus viejos. Así que me animo a aconsejar a un joven Presidente nuestro, que acaba de ser distinguido por delicado encargo como lo es presidir el Consejo Mundial de la Lucha contra las Drogas Sintéticas. Naturalmente, contra su peor especie, el Fentanilo.

El país ha sido usado como puente para traficar fentanilo a Estados Unidos.

El país ha sido usado como puente para traficar fentanilo a Estados Unidos.

Se agrega a la distinción, que la habrá de compartir con Bélgica. El gesto de llevarlo a ese sitial lo obliga a meditar profundamente por las complejas razones que pudieron suscitarla.

Lo primero es cuidar la serena modestia que requiere tan abrumador encargo. Recibirlo, Presidente, como alto mérito de su pueblo que, pese a estar condenado por la geografía a ser masacrado en todos los órdenes por el paso de la droga del Sur, y de las propias mundiales, se ha podido conservar en pie de lucha, con sus luces y sombras, pagando un precio muy alto en quebranto y daños de sus juventudes.

No siguió la trágica suerte de su pueblo vecino que, desde hace más de medio siglo, fue tomado por el crimen plenamente y hoy tal contraste está en las bases de su resistencia a dejarse reabsorber por fusión, según aspira hacerlo la oscura geopolítica predominante.

Recibir el honroso encargo sin envanecerse, pues le prevengo que implicará tareas de atención y cuidado mil veces mayores que las desplegadas en todas las luchas nuestras contra las drogas duras tradicionales.

Es que para contener ese nuevo flagelo y azote del fentanilo, la convocatoria del pueblo todo habrá de ser inmensa, algo que va mucho más lejos que la autoridad institucional del Estado. Es éste un duelo único en la historia del mundo por librarse entre el Estado como tal, la droga poderosa como versión paraestatal, dueña de riquezas enormes en todos los circuitos de la economía, de una parte, y de la otra, este “opiáceo” servido en pequeñas pastillas de precios de mentas, que va atacando a las sociedades en una forma jamás vista, generando una especie de población flotante, totalmente perdida, al grado de que las grandes naciones denominan “zombielandias” algunos condados de sus hermosas ciudades.

Lo más grave resulta que el opioide, basta una sola y primera dosis para llevar a su víctima a sentir todos los efectos alucinantes que las tradicionales logran más lentamente por un consumo prolongado que genera adicción.

La endemoniada, cuasi gratis, que estremece al mundo sirve el desastre en forma express y genera la triste condición de que no hay tratamiento efectivo, ni regreso posible, tanto en adolescentes como en niños y en adultos atrapados en la pobreza del desempleo, que le cierra el acceso a la droga cara que tanto sabe llevarlo al crimen en procura de la otra dosis desesperada.

El opioide, tan fácil de acarrear y obtener, destroza desde el principio, y en sobredosis su letalidad es inexorable, cincuenta veces mayor que la de la heroína.

Señor Presidente, atienda mi alarma; compruébela en forma sencilla como ésta: Comience por leer el primer párrafo de un trabajo magnífico de notables periodistas de investigación: “Fentanilo, Retrato de un asesino de masas”:

“Es la gran amenaza. Un polvo blanco y barato, 50 veces más poderoso que la heroína, que mata cada año a más de 70.000 personas en Estados Unidos e incontables en el resto de América. EL PAÍS, en una investigación de largo aliento en dos continentes con entrevistas a los zares antidroga de EE UU y China, visitó a los químicos clandestinos en Sinaloa que fabrican el fentanilo y en cuyas proximidades los adictos sirven de ‘cobayas’ al narco. Logró testimonios de cómo esta sustancia letal cruza la frontera hacia el norte y se expande como una plaga por las calles de la primera potencia. Un entramado de escala mundial al que han declarado la guerra desde la Casa Blanca”

Diario El País, 14 enero 2024

Desde luego, en este espacio no van todas mis impresiones al respecto. Eso lo comencé en mi blog La Pregunta.

Lo de hoy es Reminiscencia del tiempo de muchos personajes interesantes que pude tratar mientras fuera Presidente del Consejo de Drogas.

El que más me impresionó siempre fue el doctor Pino Arlacchi, Subsecretario General de ONU para la Lucha Mundial Antidroga, con asiento en Viena.

Hablando del glorioso juez Giovanne Falcone, del que era amigo íntimo, lo describió “un iluminado, un profeta que conoció la droga y su marco de crimen como ningún otro.”

Me dijo, además, que aquel héroe y mártir le previno que “los peligros mayores estaban por llegar, porque no se le hacía caso al desarrollo de los opiáceos y los inéditos precursores que derrotarían al Estado en términos peores que las Mafias.”

Era un tiempo en que nadie presintió aquello; nació y creció en China como patrimonio exclusivo controlado por métodos autoritarios. Ya abunda en otras partes del mundo como azote. Al funeral de aquel visionario asistieron los reyes de la tierra y desde aquí rindo tributo a su penetrante advertencia.

En mi blog La Pregunta estoy tratando también de seguir con mis atrevidos consejos a un joven Presidente. El encargo a éste es muy complejo; hay que alentarlo a lidiar con esos terribles enredos. Tal es mi propósito, lo confieso sanamente.