el bulevar de la vida
¡Bienvenidos a la posverdad!
El pasado lunes, en su columna “Observatorio Global”, publicada en el Listín Diario, el expresidente Leonel Fernández afirmó que “solo en lo que va de este mes de septiembre, se han emitido más de 39 mil visas de turistas a ciudadanos haitianos. (...) en lo que va de este año, 2024, la cifra alcanza más de 400 mil”.
La declaración del líder del partido Fuerza del Pueblo fue rápidamente desmentida por el canciller Roberto Álvarez, quien, citando las estadísticas de la cancillería, informó que “desde septiembre del 2023 a la fecha, el Gobierno dominicano no ha emitido ninguna visa de turismo a residentes en Haití. (...) Desde esa fecha solo se han emitido 102 visas por motivos de “comercio humanitario”, dijo. Lo dijo, ¡pero la flecha ya estaba en el aire! Y a pesar del ágil desmentido, cibernautas, comunicadores, periodistas, influencers e intelectuales dieron como válida la afirmación de Fernández, y a partir de ella desarrollaron sus comentarios, subieron su tuit, redactaron sus artículos.
Lo ocurrido con esta afirmación y este ágil aclarado, es un claro ejemplo de que el país ha entrado formalmente y desde el más alto nivel político, periodístico o intelectual, al terrible mundo de la posverdad, que remite a las circunstancias en las cuales los hechos objetivos, (el número de visas otorgadas, por ejemplo) son menos importantes e influyen menos en la opinión pública que las emociones y los prejuicios de la gente, (el tema haitiano, por decir).
En la posverdad, emitir o hallar la verdad no es importante, algo que es grave y viene a explicar la magnitud de la crisis de las democracias liberales del mundo y el avance del populismo y la ultraderecha donde quiera. De acuerdo con Ralph Keyes, el primero en describir la posverdad en su libro de 2004, dos factores han otorgado el triunfo a la posverdad: el avance de la tecnología y la falta de confianza de los ciudadanos hacIa las instituciones, la política y los políticos.
Pero el asunto es más grave, muchísimo más grave pues, según la directora de The Guardian, Katherine Vines, “no se trata ya de la verdad, sino de la viralidad”, (...) de la difusión que pueda tener una afirmación falsa en las redes”, lo que nos lleva a una pregunta maldita... ¿Hacia dónde marcha una democracia donde la verdad ha dejado de ser importante? ¡Bienvenidos a la posverdad!