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Un problema de conciencia

El miércoles 30 de junio de 1971 de manera repentina aparece en la televisión dominicana el presidente de la República, Joaquín Balaguer, acompañado de los jefes militares y sentado a su izquierda el general Elias Wessin y Wessin, a quien se estaba acusando de “conspirador impenitente y vulgar ambicioso”.

Esta inusitada comparecencia del jefe del Estado se debía al descubrimiento por parte de los organismos de seguridad dominicanos de un proyectado golpe de Estado comandado por Wessin.

De acuerdo a esos informes, recogidos por Brian J. Bosch en su obra “Balaguer y los militares dominicanos”, el golpe de Estado estaba en proceso con el apoyo de algunos alistados del Batallón Blindado, unos policías de combate del Departamento de Operaciones Especiales en Manoguayabo y la única unidad militar realmente involucrada era el Centro de Operaciones de las Fuerzas Armadas (COFA).

El complot se develó cuando el sargento Antonio Espaillat, del Departamento de Operaciones Especiales de la Policía Nacional, como revela Bosch, suministró las pruebas de la trama: “la cinta con la proclamación de Wessin y Wessin. Había confiado la grabación al oficial comisionado, con instrucciones de que la transmitiera tan pronto el golpe comenzara”.

Aquella alocución al país fue desconcertante. En la misma estaban presentes los 21 más altos oficiales militares, entre los que se encontraban: Joaquín Méndez Lara, Enrique Pérez y Pérez, Adriano Valdez Hilario, Salvador Lluberes Montas, Elio Osiris Perdomo, Anselmo Pilarte, Guillermo Guzmán Acosta, Juan René Beauchamps Javier, Mario Imbert McGregor, Ramón Emilio Jiménez y Francisco Rivera Caminero.

Concluido el discurso, Balaguer dejó la suerte de Wessin en manos de esos militares presentes, quienes el 1 de julio de 1971 le envían una misiva al presidente recomendando su expulsión del país hacia España, siendo deportado el 4 de julio. Wessin no regresó al país hasta 1978, cuando asumió Antonio Guzmán como presidente de la República.

Casi 15 años después, el 25 de diciembre de 1985, Balaguer llamó a su asistente Pedro Gil Iturbides para que fuera a su residencia. A sabiendas de la relación de amistad de este con Wessin, el presidente le solicitó que llevara un mensaje al general de que él deseaba verlo. Pero le revela a Gil, de acuerdo a su testimonio en el programa “Y tu… qué dices” de Fausto Rosario Adames, que él (Balaguer) tenía un problema de conciencia y que deseaba hablar con Wessin, quien aceptó ir a verlo y con su Partido Quisqueyano Demócrata (PQD) apoyó al candidato reformista para las elecciones de 1986. Cuando Balaguer retornó al poder, Wessin llegó a ser Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.

No me explicaba cómo una persona que quiso tumbar al que presidía el gobierno en 1971, podía ser designado por el mismo dignatario 15 años después en la más alta posición militar del país.

En su período 1986-1996 trató de liquidar cuentas pendientes, resarcir daños infligidos y devolver la dignidad a otros tantos, aliviando así los problemas de conciencia.