El negocio de las deportaciones
Ante míseros salarios, muchos efectivos de la Policía Nacional que patrullan nuestras calles, macutean a la ciudadanía para sobrevivir la noche y llevarles algo a sus familias.
Sucede peor en la Dirección de Migración. En su actual política de persecución, Migración se ha convertido en un órgano con prácticas delictivas, denunciadas por innumerables evidencias en redes sociales (violando derechos fundamentales del ser humano -incluso de dominicanos de tez negra-, y de las propias leyes de migración). En el vacacional Haina, por ejemplo, el negocio extorsionador beneficia a una estructura jerárquica, que exige (¡hasta por transferencias bancarias!) entre 15 y 20 mil pesos por detenido, el cual queda despojado de bienes y derechos.
El drama de las deportaciones nos recuerda el verso con el cual Aída Cartagena evocaba los efectos del autoritarismo trujillista al separar familias: “La madre estaba perdida de su hijo. La esposa estaba perdida de su esposo. El hijo estaba perdido de sus padres. El amigo estaba perdido de su amiga. La Patria estaba perdida de sus héroes…”
Recordemos: una auténtica democracia fraterniza, no humilla.