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EL BULEVAR DE LA VIDA

Templos culturales “cerrados por derribo”

El Bar de los Espejos (Palacio Bellas Artes), el Bar Maniquí (Plaza de la Cultura) y La Cafetera del Conde están como aquel mal amor de Sabina: “cerrados por derribo”, y no por culpa del “cambio de acera de tus caderas”, ante el cual demasiado vino fue apenas suficiente, sino por el descuido de nuestras autoridades.

En 2022, el ministerio de Cultura declaró La Cafetera espacio de las Letras “por haber sido durante 90 años la sede de encuentros artísticos que han contribuido al enriquecimiento y desarrollo de la sociedad”. Precisamente por eso, el Estado debió declarar de utilidad pública el inmueble para desarrollar allí un centro/museo de nuestra mejor literatura.

La Cafetera será cerrada, como cerrados están El Bar de los Espejos y Maniquí. No será uno quien va a explicar al ministerio de la cosa la importancia de la cultura para la humanización de un pueblo. Pero el hecho es que estos tres templos culturales están cerrados, y nuestro gobierno debería hacer todo lo posible -y parte de lo imposible- por reabrirlos.

En el caso de El bar de los Espejos y Maniquí, bastaría con llamar a una licitación pública, que Carlos Peña supervisaría con los buenos ojos del bohemio que algún día fue, y que la procuradora general Germán y el magistrado Camacho no objetarían por lo mismo. De la señora Reynoso nada debo decir, pues se acerca octubre y ella lleva muy mal los fracasos de Las Águilas, según me cuentan.

Pero hablemos de soluciones. No tengo dudas de que si a Samuel Pereyra, CEO BanReservas y bohemio de la secreta, le presentan la propuesta de convertir La Cafetera en una extensión literaria de su Centro Cultural de La Zona, aceptaría gustoso. Sería una especie de joint venture entre el Banco y el Ministerio, santificado -con Vinho do Porto, off curse-, por un Presidente Abinader criado en un hogar con mucho del José Ángel Buesa que admiraba su padre: “Yo seguiré soñando mientras pasa la vida/ y quizás poco a poco dejaré de hacer versos/ (...) Tú/ que nunca soñaste más que cosas posibles/ dejarás poco a poco de mirarte al espejo”.

En Santo Domingo, tres templos culturales están “cerrados por derribo”. Ante tal desventura, el Pacto Fiscal puede esperar. Al fin, el déficit que no curan el amor o la cultura, no hay economista, político ni empresario que lo sane.