La JAD: Gran por de convocatoria

La Junta Agroempresarial Dominicana fue fundada en 1984 y casi cumple 40 años. Su cara más conocida se llama Osmar Benítez, ex secretario de agricultura, productor agrícola de larga data y presidente de la JAD.

Tuve el honor de ser invitado al XXVI Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, organizado por la JAD en el Centro de Convenciones del Hotel Barceló Bávaro, Punta Cana, entre el 4 y 6 de septiembre.

¿Qué organización de cualquier sector es capaz de reunir más de 350 personas durante tres días, que llegaron de cada rincón del país? Muy difícil.

Fuera del acto inaugural, la reunión comenzó con los representantes de organismos internacionales exponiendo los avances tecnológicos para mejorar la productividad. Después siguieron los ex ministros de agricultura, destacándose la presencia de Hipólito Mejía ex presidente de la República.

Otra mesa fue conformada por economistas donde tuve el honor de participar junto a Fernando Durán, Andy Dauhajre, Henri Hebrard y Jaime Aristy Escuder. La mesa agroempresarial incluyó importantes figuras como González Cuadra, José Mallen, Pedro Brache, entre otros. El día final fue dedicado a los funcionarios públicos donde estuvieron los ministros Limbert Cruz y Pavel Isa, y varios directores y vice ministros.

Dejo para último lo más importante. A los silentes productores agropecuarios que asistieron al evento. A muchos los conocía desde los años 70, cuando era subsecretario de agricultura. De eso hace 40 años. Conversé con varios de ellos, incluyendo jóvenes que querían conocerme, aprovechando los coffe break, el almuerzo y la cena.

Y ahí pude comprobar que la agricultura dominicana, al margen de los brillantes discursos en el gran salón, sigue con su enfoque fomentalista, agravado por una investigación y extensión que brillan por su ausencia. Me hablaron de los problemas de comercialización, del fracaso del Merca Santo Domingo, las pérdidas post cosecha, altas tasas de interés de la banca, tasa de cambio desfavorable al exportador, poco uso de semilla certificada, el manejo del agua y del elefante blanco institucional, lleno de vagos y mercaderes.

La agricultura dominicana, para ser rentable, necesita renovarse urgentemente para mejorar su productividad y hay que protegerla e invertir en ella a cualquier costo, como se ´protegen otros sectores de la economía. También romper el cerco institucional y mental que no la deja avanzar.

El subsidio otorgado a los eficientes productores agropecuarios en Estados Unidos asciende a US$70 mil millones anuales y ahora su arroz entrará sin arancel, 20 años después del DR-CAFTA. ¿Y que hicimos en ese tiempo? Nada.