POLÍTICA Y CULTURA
Disquisiciones filosóficas actuales
Si el mundo se desmoronara definitivamente, bajo los artilugios filosóficos de la renuncia a valores y categorías del pensamiento, creados para unificar voluntades y conductas, sería apropiado reivindicar reflexiones y conceptos de organización ética y espiritual. La incertidumbre, esa duda disolvente de toda empresa de fe, pudo en algún momento positivista enhebrar saltos de conciencia, creando cultos a la ciencia como ente absoluto del saber e indagar horizontes de profundidades e investigaciones, que hicieron y hacen posible los cambios científicos que han transformado la distribución del conocimiento elevándolo a categorías superiores. El globo terrestre visto en su heterogeneidad y complejidades, lejos de ser una pluralidad paralela del paraíso, resulta ser en gran medida una especie de “pandemónium”. Si alguna mente superior al nivel adquirido por los humanos, se asomara a la complejidad terrestre de naciones, conceptos absolutos prevalecientes en todo el disímil conglomerado de creencias, tendría que horrorizarse de la voracidad humana en la liquidación de la especie, la certidumbre de las creencias más absolutas, en nombre de los absurdos más penosos y disparatados prejuicios prevalecientes. Hay un autor coreano que me ha llamado desde hace un tiempo, toda mi atención por sus criterios indagatorios sobre la civilización humana. Se llama Byung Chul Han. Una de sus últimas obras lo es, “La sociedad del cansancio”, donde aborda la lucha de las ideas y la construcción del pensamiento, como herramienta cuestionadora desde un ángulo filosófico y científico de todo el engranaje teórico disímil, y donde asegura que se encuentra ahora bajo un exceso de positividad, lo cual conduce a la sociedad occidental a sufrir lo que él llama un silencioso cambio de paradigma, que conlleva a una sociedad del cansancio. El tema es interesante en grado sumo. El autor señala que pérdida de creencias, afecta no sólo a Dios o al más allá, sino también a la realidad misma, haciendo que la vida humana se convierta en algo totalmente efímero. Nunca ha sido tan efímera como ahora. Dice Chul Han que la moderna pérdida de creencias que afecta no solo a Dios, sino al más allá, y también a la realidad misma, hace que la vida humana se convierta en algo totalmente fugaz. Nunca ha sido tan efímera como ahora, pero no sólo es efímera la vida humana sino también lo es el mundo como tal, nada es constante y duradero. La preocupación de Chul Han, constituye un punto de vista a tomar en cuenta a la hora de la reflexión filosófica para poder explicarnos la pendiente por la cual se inclina el mundo en la actualidad, frente a la pérdida de toda ensoñación o expectativa, como promesa o realización sibilina. Dice Chul Han, “la actual sociedad de la supervivencia, que absolutiza lo sano, elimina justamente lo bello. Y la mera vida sana que hoy asume la forma de una supervivencia histérica, se trueca en lo muerto, en lo “muerto viviente”. Somos zombis de la salud y de zombis del rendimiento y del “Botox”. De este modo, hoy estamos demasiado muertos como para vivir y somos demasiado vitales como para morir.” Se puede y se debe diferir, abordar otros enfoques, pero admitiendo la necesidad del análisis histórico y sicológico del latente drama humano de nuestros días.