¿Unificar las elecciones?

Una de las propuestas presentadas por el Poder Ejecutivo para reformar la Carta Magna es la que tiene por objeto unificar la celebración de las elecciones presidenciales, congresuales y locales a través de la modificación al artículo 209 y 274 de la Constitución.

Esta modificación busca sincronizar todos los períodos constitucionales de modo que las elecciones se celebren el tercer domingo de mayo de cada cuatro años y todas las autoridades electas tomen posesión el 16 de agosto siguiente, con el objetivo de reducir el costo de las elecciones y consolidar la celebración en una sola jornada.

Las últimas experiencias evidencian que la realización de torneos electorales separados duplica los costos y la logística de manera significativa; para muestra en el 2024 el costo de las elecciones ascendió a un total de 8,369 millones de pesos dominicanos, destinando tres mil trescientos millones a las elecciones locales y más de cinco mil millones a las elecciones presidenciales y congresuales.

Sin lugar a duda la propuesta no solo reduciría los costos para la gestión de los torneos electorales, sino que acortaría el tiempo oficial de las campañas partidarias, eliminaría las interrupciones a la economía producidas alrededor del día de las elecciones y a la vez aumentaría la concentración de los funcionarios en el ejercicio gubernamental sin actividades proselitistas; razones convincentes para aceptar la propuesta presentada como buena y valida.

Por otro lado, esta costosa separación de las elecciones no ha permitido distinguir la labor que hacen las administraciones locales de la incidencia del Gobierno Nacional en cada demarcación; razón por la cual en el pasado torneo electoral se evidenció el arrastre que genera la figura presidencial en la elección de los candidatos a dirigir los Ayuntamientos y las Juntas de Distrito Municipal.

Por tanto, la separación de las elecciones solo ha evidenciado la necesidad de fortalecer los gobiernos locales para que los mismos se conviertan en verdaderos instrumentos de desarrollo y que realmente administren el cambio de su gente y su territorio.

Mientras esto no se produzca las gestiones que serán reconocidas en cada proceso eleccionario por los residentes de cada demarcación, son aquellas que realiza el Gobierno Nacional a través de los programas y proyectos que ejecuta; provocando así el arrastre de las figuras locales, estén o no las elecciones unificadas.

Para avanzar en este fortalecimiento se requiere mejorar los recursos humanos y financieros de los gobiernos locales; elevando el perfil de los puestos electivos y profesionalizando el personal técnico, incentivando los gobiernos locales a ser mejores con esquemas de financiamiento basados en las buenas prácticas y habilitando el impuesto predial basado en el cumplimiento de metas o la mejora de capacidades.

De esta manera el arrastre no será un tema, pues los electores podrán evaluar la gestión local en base al legado y los trabajos que realiza cada equipo municipal.