PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Fe y justicia, precisiones

En sus palabras en la Universidad de Santa Clara, el 6 de octubre 2000, el Padre Kolvenbach aportó siete precisiones:

Primero, tal y como ya lo había percibido el Padre Arrupe, priorizar el servicio de la fe y la promoción de la justicia les traería a los jesuitas “incomprensiones y hasta oposición de parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, de muchos buenos amigos y de algunos de nuestros propios compañeros” Veinticinco años más tarde, en el 2000, era el “elemento integrante de nuestra identidad jesuita, de la conciencia de nuestra misión y de nuestra imagen pública, tanto en la Iglesia como en la Sociedad”.

Segundo, el servicio de la fe pedía de cada jesuita aceptar que “la iniciativa debe venir del Señor que labora en los acontecimientos y en las personas aquí y ahora. Dios nos invita a unirnos a Cristo en sus trabajos, con sus condiciones y a su manera”.

Tercero, tomar en serio la justicia, significaba, trabajar por cambiar las actitudes y las estructuras que causan “las injusticias pecadoras y opresivas… un escándalo contra la humanidad y contra Dios.”

Cuarto, la CG XXXII no aclaró la relación entre fe y justicia, y eso llevó a veces a “una lectura “truncada, parcial o desequilibrada” del Decreto 4, subrayando unilateralmente “un aspecto de esta misión en detrimento de otro, considerando la fe y la justicia como alternativas o como rivales en el apostolado”. Esa crispación, dio lugar a "dogmatismos o ideologías, nos ha llevado a veces a tratarnos más como adversarios que como compañeros. La promoción de la justicia ha quedado a veces separada de su auténtica fuente, la fe”.

Quinto, presos de posturas radicales “e interpretaciones unilaterales a propósito del Decreto 4”, muchos se preguntaban “si debíamos continuar manteniendo grandes instituciones educativas”. Algunos declaraban prioritario “el trabajo social directo entre los pobres y el tomar parte en sus movimientos”.

Sexto, conviene notar que, hoy en día, entre todos los que comparten la misión ignaciana, jesuitas y laicos “el valor de la educación es reconocido de forma generalizada, y es el sector al que se dedica mayor cantidad de jesuitas y de recursos de la Compañía.

Y séptimo, es y será así, “siempre con la condición de que [el apostolado de la educación confiado a la Compañía de Jesús] transforme sus metas, contenidos y métodos”.