Liderazgo y manipulaciones blandas
Existen diferencias de significado entre las palabras inteligencia, sabiduría, habilidad. Y todas ellas de alguna manera le dan forma a nuestra forma de ser, de pensar, razonar, reflexionar, actuar y la creación de nuestra propia curva de aprendizaje.
Se sabe que aprender es vital para todo lo relacionado con el proceso de formación y educativo y que hay una relación directa entre el cambio de conducta como muestra real de haber aprendido de un hecho, situación, evento, circunstancia. De ahí que algunos entendidos han establecido el aprendizaje como un proceso de cambio de conducta, subrayando el hecho, de que si repetimos los mismos errores queda una evidencia de que no aprendimos del proceso.
Pero por otro lado están los hechos con los que contamos sin proponérnoslo. Vamos creando nuestra propia cosmovisión, que se forma necesariamente de nuestras experiencias personales frente a la vida y en los distintos escenarios en el que interactuamos.
En la etapa de crecimiento, todos nosotros hemos pasado por la educación en el hogar, los ejemplos recibidos, las indicaciones, enseñanzas y correcciones, esto independientemente del grado de responsabilidad de nuestros padres. La herencia cultural va quedando como principal legado familiar, por los principios y valores que se van transmitiendo de generación en generación, incluyendo los ajustes personales que hacemos en nuestro propio camino independiente.
Recuerdo que de niño escuchaba una frase que decía mi padre el Dr. Padilla Cordero, asumiendo el rol de líder e intentando influir en la formación y educación de sus hijos. Cuando insistía en que asumiéramos un protocolo, para sentarse a comer correctamente en una mesa, o corregía alguna actitud o alguna conducta impropia, y repetía con alguna frecuencia: la educación es disimulo.
El tiempo pasaba y no le daba importancia a ese pensamiento. Pues realmente debo admitir que comencé a conocer su pensamiento filosófico y su visión de la vida, luego de su muerte. Cuando me encontré con sus escritos y sus pensamientos en cualquier documento que producía o cualquier libro que leía, libros que no podían salir ilesos, sin alguna escritura, o reflexión de lo que venía siendo su aprendizaje de esa lectura. En cualquier página en todos sus libros leídos, puedes encontrar a puño y letra alguna reflexión o pensamiento de lo aprendido.
La educación es disimulo. Es decir, aunque seas un farsante si aparentas ser educado, para los demás lo eres. Por eso puedes ver tantos bandidos con saco y corbata exhibiendo riquezas mal habidas como si no pasara nada, pues hasta la misma sociedad y el sistema los aplauden y los protegen, manteniéndoles impunes.
Con el tiempo mientras me adentraba en los estudios de las ciencias empresariales, sin darme cuenta me enamoré de los temas propios del liderazgo, la estrategia y la gestión, temas fundamentales para la competitividad y la subsistencia.
El GPS del alma se fue desarrollando, y junto a ello una visión sistémica y estratégica, donde los procesos y la gente son y serán la clave de cualquier organización.
La suerte me acompañó pues pude ver en el camino gente buena, líderes para el bien, sus ejemplos, pero también a los farsantes y líderes para el mal, que lamentablemente abundan en nuestra sociedad y ambientes.
Luego aprendí a asociar al menos conceptualmente aquella frase muy conocida por los humanos, pues no sabemos aún si los híbridos podrán hacer la distinción o la necesitarán. Esa frase, la educación es disimulo, también indica que no solo hay que ser el hijo del Cesar, sino también aparentarlo.
Aunque parece que por dar más importancia a la pragmática que a los valores, se nos fue la mano con lo de aparentarlo, pues hemos confundido esa sociedad de la apariencia con el allante, llevándose de encuentro la autenticidad, la nobleza, la transparencia, la buena leche, el ser hombres y mujeres de bien y para el bien, gente de principios y valores, y en cambio hemos usado estas habilidades expresadas a través de la personalidad, solo para aparentar ser lo que no somos y para seguir adelante con nuestras corrupciones y despropósitos inconfesables.
En muchas ocasiones hemos visto como se ofertan conocimientos supuestamente especializados, contenidos que promueven el aprendizaje de “habilidades directivas o habilidades del liderazgo”, y llega la máxima de la utilización de la manipulación para el logro de objetivos personales, mas allá de lo que es la ética, la moral y los valores que subrayan la autenticidad, como base fundamental de la confianza y la credibilidad en nuestras inter actuaciones.
La utilización da agendas escondidas, fingiendo ser, fingiendo creer o planteando nuevos sueños, solo para obtener la información o el compromiso de cortísimo plazo y la colaboración inmediata, a cambio de una falsa promesa o a cambio de cualquier tipo de manipulaciones, no debería considerarse como una habilidad directiva o de liderazgo plausible.
Si nos guiamos del pensamiento maquiavélico o nos alejamos de la verdad, la ética, la moral y del liderazgo autentico, necesariamente se pueden dar cabidas a estas ideas propias del pragmatismo y que puede vivirse en cualquier momento en el mundo sucio de la política. Pero llevar estos mismos métodos al campo laboral, se constituye en un gran contaminante que sin lugar a dudas fomentara ambientes cada vez mas tóxicos e improductivos. Por lo tanto un gran despropósito organizacional.
Es que hay dos corrientes naturales que fluyen de manera individual e indistinta en nuestras interactuaciones y que delatan la verdad escondida en nuestras intenciones. Esto a pesar de que tengamos agendas escondidas y de que aprendamos a ser buenos actores.
La verdad sale a flote, los hechos nos confrontaran y nuestra autenticidad sembrará la desconfianza y la falta de credibilidad merecidas, mientras por el otro lado el efecto pigmalión se impone, develando lo que realmente buscamos al crear disonancia cognoscitiva y perjudicando la sinergia y baja colaboración en la intrategia de los equipos.
Es una experiencia ricamente compartida, de que la transparencia y el no tener agendas escondidas, son claves fundamentales para el liderazgo de éxito. Y estas cualidades no se relacionan necesariamente con habilidades y mucho menos con manipulaciones. En lugar de esto el sentido de responsabilidad y compromiso debe ser la norma, el norte en el desempeño organizacional y de los equipos.
La política empresarial de puertas abiertas, el compartir los hechos relevantes a tiempo, utilizar el error como materia prima fundamental para el aprendizaje y la mejora de métodos y procesos, el fortalecer los lazos y la colaboración voluntaria, junto a una selección acertada de colaboradores, definitivamente estimulan el alto rendimiento personal y de los equipos y permiten el logro de metas para una estrategia ganadora.
Va quedando claro, que la manipulación en base al poder y al temor en las organizaciones, no pueden dar resultados positivos que sean sostenibles en el tiempo.
Cada día se cuenta con personas más informadas y capacitadas, aunque la disrupción que implica la inteligencia artificial como mecanismo de destrucción creativa de los procesos, así como la automatización de procesos mediante sistemas integrados ERP, van asegurando cada día, la adopción de las mejores prácticas y empujando al talento humano a ser mas conocedor de los procesos y muchas veces a ser desplazados.
En el nuevo ambiente laboral que podría producirse como consecuencia de esta disrupción, puede traer nuevos contaminantes no previstos para el ambiente laboral y con toda seguridad, nuevas prácticas, nuevos estándares de calidad y nuevas políticas empresariales surgirán, para la coexistencia y el logro de la máxima productividad posible.