En la diana
Reforma fiscal y deuda pública
Primer Tiro
Si los intereses de la deuda pública consolidada medidos como proporción de los ingresos tributarios es la mejor métrica de su sostenibilidad, entonces el siguiente problema existe y es verdadero: A pesar de que dicha proporción crece de manera permanente, alcanzando en el pasado año fiscal el 31.1% de los ingresos tributarios (calculada neteando el pago de los intereses de la deuda del Banco Central de los ingresos recibidos por la inversion de sus reservas internacionales), las calificadoras de riesgos crediticios han aumentado el grado de calificación otorgado a dicha deuda, y más aún, los mercados globales demandan un menor un rendimiento a los títulos de la misma que el que exigen a la de los demás países de América Latina. Dada la rigidez del gasto público primario, si los intereses de la deuda pública aumentan a un ritmo mayor que los ingresos tributarios, entonces el riesgo de insolvencia por reducción de la capacidad de pago debería estar siendo descontado por las calificadoras y los inversionistas que compran los títulos de la deuda pública dominicana.
Segundo Tiro
La primera posible explicación a la contradicción anterior es la que ofrece el Banco Central: Las calificadoras de riesgos y los inversionistas internacionales valoran a perpetuidad solamente la estabilidad macroeconómica y la capacidad de crecimiento actual de la economía dominicana, colocando en un segundo o tercer plano el riesgo de insolvencia, o de una reducción drástica de la capacidad de pago de los intereses que representa la creciente carga de los mismos en los ingresos tributarios. Una segunda explicación es que tanto las calificadoras como los inversionistas extranjeros interpretan que las autoridades incorporan esta restricción en sus planes, y que una reforma orientada a revertir la trayectoria del pago de los intereses es inminente, ya sea con una reforma tributaria o con una mayor eficiencia del gasto primario, o ambas a la vez. La tercera explicación sería una combinación de las dos anteriores. Pero cualquiera que sea el caso, el gran supuesto, la gran apuesta, es que la demanda de los títulos de la deuda pública continuará per saecula saeculurum
Tercer Tiro
Si de repente las calificadoras de riesgos y los inversionistas globales interpretan que la capacidad de pago de los intereses se desploma, trataran de vender los títulos de la deuda pública dominicana que posean, su precio caería también de repente, y el costo de refinanciamiento al vencimiento de cada título se dispararía. El caso extremo de este riesgo es el de la parada súbita: Los inversionistas sencillamente dejan de comprar títulos de deuda pública. Pero para evitar la parada súbita, y mantener el riesgo/país por debajo del de los demás países de la región, es necesario poner en ejecución una reforma fiscal que no deje ninguna duda de que tales objetivos se alcanzaran, y más aún, de que también se ejecutaran las demás reformas que garantizarían la perpetuidad de los actuales fundamentos, y que la capacidad de crecimiento de la economía se elevará y se mantendrá en el potencial del 6%. Así, y solo así, se podría aspirar a que el programa de reformas producirá el eslabón que elimina el riesgo de parada súbita y mantiene el nivel actual de riesgo/país. La sintonía fina de la correcta formulación, y su debida presentación y defensa, son las tareas pendientes.