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Desde mi pluma

Corazones azules

Fueron muchas las historias que me llegaron al corazón durante mi etapa como periodista pasante en el decano de la prensa, Listín Diario. Pero, particularmente, quiero referirme a un reportaje especial que trabajé en 2021 sobre la labor que realiza el Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID).

Además de resaltar su encomiable labor en favor los infantes con trastorno del espectro autista, síndrome de Down y parálisis cerebral, tuve la oportunidad de conocer el drama de muchos padres, preocupados en el afán de que sus hijos reciban la mejor atención posible.

Lo cierto es que hay muy pocos centros en el país como el CAID y la evaluación, el diagnóstico, el tratamiento y el proceso terapéutico para estos niños es sumamente costoso y prácticamente se limita al arribar a su vida adulta.

Imaginen la desesperación de esos padres por no poder subsidiar este cuidado y por criar a sus hijos en una sociedad que no siempre los incluye y que se rige por leyes que ni siquiera los toma en cuenta. Por eso hoy, celebro con muchísimo orgullo la promulgación de la Ley de Atención, Inclusión y Protección para las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA).

Esto representa un maravilloso y más que justo apoyo para estas familias y le garantiza al niño un diagnostico temprano, cobertura completa de sus tratamientos, la oportunidad de pertenecer a un modelo inclusivo de educación, con aulas adaptadas a sus condiciones y necesidades.

Es una ley estructurada no solo para otorgar beneficios de salud y educación a estos infantes, sino también para protegerlos del acoso y del bullying y para garantizarles apoyo emocional y económico a sus cuidadores.

Esto marca, sin dudas, un cambio positivo para la población dominicana y renueva las esperanzas de contar con normativas que se centren en la protección de derechos y en el cuidado de lo más importante: la gente.

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