Lo que manda la risible acusación de la cancillería haitiana sobre supuesto maltrato a sus nacionales aquí sería pedirle que solicite a su gente que deje el territorio dominicano libre de su presencia.

Eso no lo van a hacer ni ellos ni nosotros, hay muchas razones, incluso hasta humanitarias, para soportar una indeseable inmigración de nuestros vecinos que han demostrado ser en el tiempo nuestros enemigos.

Pero algo hay que hacer porque esto se pasa y llora hasta ante Dios, es una invasión pacífica que se va tornando violenta y que debe ser frenada con decisión y coraje, sin miedos y sin cucos internacionales.