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ENFOQUE

Estrés y enfermar

Amable lector, es probable que usted se haya preguntado alguna vez ¿por qué existen personas que a lo largo de sus vidas nunca enferman, algunas que se enferman muy poco y otras con mucha frecuencia y relativa facilidad? Lo cierto es que hasta ahora las ciencias médicas -en su parte estrictamente biológica- no han encontrado respuesta (como factores genéticos y otros) a este hecho cierto y que podría parecer inexplicable. Sin embargo, si usted tiene la paciencia suficiente para leer hasta el final esta publicación, le aseguramos que conocerá la solución a este aparente enigma.

Debemos aclarar que este artículo no es exclusivamente para médicos, sino para todo aquel que tenga la amabilidad de leerlo. Y la aclaración se hace porque aunque se usarán términos biológicos, aun siendo así la explicación podría ser calificada de novelesca.

Iniciaremos explicando que nuestro organismo tiene un sistema de defensa -conocido como Sistema Inmunológico- encargado de proteger al cuerpo cuando es atacado. Es necesario destacar que el cuerpo humano está capacitado para luchar de manera rápida en la defensa inicial contra cualquier tipo de afección. Y esa noble labor inicial la hacen con la mayor dignidad los conocidos en la jerga médica como "policías del cuerpo" (los glóbulos blancos). Enfatizamos que ellos acuden de manera inmediata y sigilosa a enfrentar al agresor o agresores (virus, bacterias, infecciones, etc).

Es probable que usted haya reaccionado con relativa extrañeza por el uso de las palabras “Policía, digna, y sigilosa”, para referirnos a la lucha de los glóbulos blancos. Y eso que podría parecer innecesario, en realidad no lo es, porque se hace con el claro propósito de diferenciar esa "policía de nuestro organismo", de la policía de nuestro país, de la cual, aunque podría parecer cómico, se puede afirmar -porque es confirmado con los hechos-, que si sus agentes son llamados, por ejemplo, cuando está ocurriendo un robo nocturno en un residencial, o cualquier otro tipo de agresión que altere la paz ciudadana, en lugar de acudir de manera rápida y sigilosa (como ya sabemos que sí lo hacen los glóbulos blancos), lo hacen de manera estruendosa, con las centellas encendidas y a todo volumen, de manera tal que pueden ser escuchados a muchos metros de distancia (ausencia de sigilo). Y cuando quien esto escribe le preguntó a un suboficial policial a cargo de uno de estos "patrulleros" ¿cuál era la razón para una conducta tan extravagante? Su insólita respuesta fue la siguiente: Doctor, cómo usted puede preguntar algo tan obvio... es para que los delincuentes huyan, Y así no hay que tener un enfrentamiento cruento contra ellos, en el cual podrían caer muertos o heridos, uno o varios de los nuestros.

Lamentablemente usted se quedará sin saber, cuál fue el comentario sagaz de quien esto escribe.

Vamos a explicarle ahora que el estrés, responsable de que muchas personas se enfermen más que otras, es parte integral de nuestra vida cotidiana, o sea que todos diariamente estamos expuestos a situaciones estresantes. Entonces, la clave está en cómo reaccionamos para manejar el estrés, o cómo dejamos que este nos domine a nosotros. Como le dijo el mejor psicólogo (YHAVÉ) a Caín: "Pero si no obras bien, el pecado (estrés) acecha a la puerta; no obstante, tú podrás dominarlo". (Génesis 4:7. Versión Biblia de Navarra).

Es muy claro que podemos dominar el estrés, pero eso dependerá de nuestra personalidad, si somos seguros, o inseguros. Los inseguros son los que forman parte de lo que se conoce como “neuróticos de carácter, descritos así por el psicoterapeuta austriaco Alfred W. Adler. Por esa razón el inseguro Caín ante una leve frustración (estrés) no la pudo manejar, y mató a su hermano.

El estrés ataca el sistema inmunitario, debido a que genera la liberación de una hormona llamada Cortisol.

El estrés ataca el sistema inmunitario, debido a que genera la liberación de una hormona llamada Cortisol.EXTERNA/

Veamos un ejemplo sencillo de diferentes maneras de reaccionar ante una misma vivencia: imaginemos que varias personas salen después de haber sido consultados en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, y van a cruzar la avenida José Ortega y Gasset para ir a la estación del metro que está más cerca del centro médico. En ese grupo de personas van, entre otras, una señora de edad avanzada, con su nietecito de seis a siete años, una jovencita de aproximadamente 17 a 18 años, un oficial del Ejército correctamente uniformado. El asunto es que de manera "diabólica", aparece un vehículo zigzagueante y a gran velocidad, e impacta al grupo de personas que iban cruzando la calle, y resultan muertas las personas mencionadas anteriormente. Entonces un cabo del Ejército al ver el accidente se acerca y expresa: Caramba que pena que esa joven tan hermosa muera de esa manera. Es decir, esta persona centró su atención en la belleza de la joven, pero el accidente le importa muy poco y no le causa estrés.

Otra persona que calificaremos de justicialista y fanfarrón, comienza a vociferar: Estas cosas suceden porque nuestras leyes en materia de tránsito son muy flojas; en Estados Unidos donde yo vivo -eso era lo que más le interesaba decir para fanfarronear-, estos hechos ocurren raramente, porque si usted ocasiona un accidente bajo los efectos del alcohol o de otras drogas, como creo que es lo que ha sucedido, es seguro que cogerá varios años de cárcel. Lo que el fanfarrón dice es absolutamente cierto, allá esas cosas son duramente castigadas, no como aquí que tenemos varios ejemplos que podríamos calificar para no ser ofensivos, de justicia apática. Ese fanfarrón tampoco se estresó por el accidente, solo lo aprovechó para intentar lucirse.

El oficial de servicio en el hospital reaccionó diciéndole al sargento de guardia: Ve corriendo para cerciorarte que no se roben la pistola del oficial y tráemela para acá (esos tampoco estaban estresados por el accidente). Finalmente varias damitas lloraban de manera inconsolable por la muerte de la viejita y su nieto.

El asunto es que así como reaccionamos de diferentes maneras ante una misma vivencia, de igual modo reaccionamos distinto ante una agresión a nuestro organismo (estrés).

Así por ejemplo, dos personas son afectadas por un virus gripal. La persona “A” usando tan solo un té, o incluso sin usar nada, rápidamente se le quita esa gripe. La persona “B”, en cambio, comienza a automedicarse y a usar todo lo que le digan, y en lugar de mejorar, empeora. Y la gripe sencilla y común, pasa a ser bronquitis, de ahí podría degenerar en neumonía y hasta ocasionar la muerte. Lo anterior podría parecer sumamente dramático, sin embargo, es muy triste saber que eso ocurre con mucha frecuencia.

El estrés ataca el sistema inmunitario, debido a que genera la liberación de una hormona llamada Cortisol, que trata de neutralizar el sistema inmunitario, enviándole el mensaje "codificado" de que paren de luchar contra el agente que esté agrediendo (virus, bacterias y otros). Si nuestra personalidad es fuerte, nuestro inconsciente envía la orden contraria de que sigan luchando. Y podemos tambalearnos, pero nos recuperamos con relativa facilidad. Mientras que los de personalidad frágil, aunque alardeen fanfarroneando que son fuertes, serán atrapados y dominados por el agente agresor, enfermándose.

Deseamos resaltar con inmensa satisfacción, que la estudiante de comunicación social, Kharla P. Ceballos, hizo una excelente publicación en el periódico Listín Diario, en la cual destaca que el Centro de Emprendimiento de Unapec "Coworking Farach", enseña quitándoles la venda del triunfalismo fácil a sus estudiantes, o sea, se les muestra que pueden fracasar varias veces antes de triunfar, con proyectos que les podrían parecer geniales. Eso es muy importante y está relacionado con las frustraciones, debido a que la mayor parte de los jóvenes de la actualidad, suelen creer de manera cuasi obsesiva que serían triunfadores a temprana edad sin tener ningún tipo de estrés (frustración). Y ya sabemos que por el estrés, acompañado de una reacción de frustración, podemos hasta matar como hizo Caín con su hermano Abel, o matarnos como hizo hace muy poco tiempo un joven graduado con honores en una universidad prestigiosa, pero que por un ligero incidente frustrante, lastimosamente se suicidó.

En conclusión, la manera de manejar el estrés y evitar enfermar con facilidad es tan sencilla que podría ser rechazada rápidamente por los incrédulos y quisquillosos. Es tan solo aprender, como está enseñando Unapec, que podemos frustrarnos, pero que debemos seguir luchando porque eso nos fortalece y aumenta nuestra capacidad de defensa.

Nuestro organismo se enferma, cuando nuestro sistema de defensa se rinde y deja de luchar.

El autor es general psiquiatra (retirado) del Ejército

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