QUO VADIS

Camilo José Cela y el loco Héctor

Héctor fue uno de esos personajes reales que superaba cualquier ficción. Era un enfermo mental que deambulaba por las calles. Por el año 1984 limpiaba vidrios de carros que se detenían en los semáforos de la Máximo Gómez esquina Bolívar.

En la campaña electoral de 1986 a uno de los dirigentes del Partido Reformista se le ocurrió vestir de “colorao” a Héctor, cuyo apodo era “El loco”, quien al tener su lugar de actividad en el entorno de la residencia del candidato, se fue acercando poco a poco. Audazmente se aprendió los nombres de cada uno de los políticos que visitaban la casa del expresidente Joaquín Balaguer, quien luego de ocho años de estar fuera del poder y ciego, terciaba en las elecciones de 1986, logrando su retorno al poder.

Héctor llegó hasta la casa y ahí se quedó, como las tres enanas, Bolita el pájaro y otros personajes con taras, que llegaban y permanecían como parte del elenco, ya que al exmandatario le encantaba tenerlos, porque supuestamente daban suerte y fortuna. Ganó las elecciones Balaguer y Héctor es designado en el Palacio Nacional con el cargo de “lavador de los vehículos presidenciales”. Pasó a ser un personaje palaciego, pero siempre con su condición: vestimentas harapientas, hablando solo y voceando malas palabras de forma desinhibida, lo cual era aceptado por todos, pues era un loco inofensivo.

Sin embargo, cuando llegaba Balaguer paraba de vociferar, aunque continuaba en murmullos hablando solo.

El día 10 de julio de 1990 compareció al Palacio Nacional el nobel español Camilo José Cela a dictar la conferencia “El elogio de la fábula”, luego de que el presidente Balaguer le impusiera la Orden Heráldica.

El escenario de la conferencia fue el Salón de Las Cariátides, lleno de escritores dominicanos, pero pocos tenían conocimiento de las obras del escritor del “Chipote de Archidona”. Una vez iniciada la conferencia con la presencia del Presidente, en aquel silencio sepulcral y Cela desarrollando su exposición, de repente resuena de manera estruendosa un “coño”, seguido de un glosario de palabras obscenas que retumbaban en el salón. Cela para de golpe la conferencia y pregunta: ¿Qué pasa? Balaguer reacciona con la misma pregunta.

La conferencia fue detenida. Cuando la seguridad averiguó le comunican al presidente que era Héctor, que estaba en el área de parqueos debajo del referido salón. Balaguer cuestiona qué hacia ese loco ahí y dio instrucciones de que lo sacaran de inmediato. Se reinició la conferencia, pero Cela fue interrumpido de nuevo porque Héctor seguía vociferando: “Doctor, estos malditos me están sacando”. Todos reímos, excepto Balaguer que estaba muy enojado. Continuó la conferencia sin más inconvenientes.

Ese día fue el último de Héctor en el Palacio Nacional, quien fue enviado a la casa del presidente para que lavara los carros allá, le mantuvieron su salario, pero con impedimento de entrada palaciega. Pero desde que Balaguer llegó a su casa esa noche preguntó por Héctor.