El 20 de Mayo, un momento decisivo en la historia de Cuba

El 20 de mayo de 1902 constituye un hito fundamental en la historia de Cuba: la inauguración de la República, cuando se izó por primera vez la bandera cubana en el Castillo del Morro, en La Habana.

La fecha marcó el inicio de una nueva era de soberanía, tras el dominio colonial español durante cuatro siglos y un período de ocupación estadounidense de tres años.

Ese día, sin embargo, fue también un momento de emociones y perspectivas, lleno de esperanzas, pero también de desafíos y realidades complejas que han moldeado la identidad y el destino de la nación cubana.

En 1898, la victoria de Estados Unidos en la breve Guerra Hispano-Americana, que se produjo tras la misteriosa explosión del acorazado norteamericano Maine en la bahía de La Habana, dejó a la mayor de las Antillas en una posición peculiar. En esa contienda, Estados Unidos despojó a España de sus últimas posesiones en América –Cuba y Puerto Rico– y las ocupó militarmente.

El 20 de mayo de 1902, cuando Estados Unidos otorgó la independencia a Cuba, fue una jornada de celebración nacional. Pero la nueva república nacía con un lastre en su Constitución: la Enmienda Platt, así llamada por su proponente, el senador estadounidense Orville H. Platt. La enmienda daba derecho a Estados Unidos a intervenir en los asuntos internos de Cuba y establecer bases navales en territorio cubano, como la de Guantánamo, que Estados Unidos aún mantiene.

Muchos cubanos, entre ellos un gran número de los que habían combatido contra el dominio español, se opusieron a la imposición, pero la enmienda era la condición que exigía el gobierno estadounidense para retirar sus tropas de la isla.

La mayoría de las disposiciones de la Enmienda Platt se derogaron en 1934, en el marco de la política de buena vecindad del presidente Franklin D. Roosevelt hacia América Latina, y la enmienda quedó totalmente eliminada en la Constitución cubana de 1940.

Pese a la imposición de la Enmienda Platt, el 20 de mayo de 1902 fue recibido con júbilo y esperanza en la isla. La inauguración de Tomás Estrada Palma, el primer presidente de la república, representaba una promesa de gobierno autónomo y desarrollo nacional. El 20 de mayo fue el comienzo de un período en el que los cubanos aspiraron a construir una nación próspera y moderna, basada en los principios de libertad y democracia.

Sin embargo, la joven república afrontó dificultades en los años posteriores. La inestabilidad política, la dependencia económica de Estados Unidos y las desigualdades sociales se convirtieron en obstáculos persistentes. El sueño de una Cuba independiente y próspera enfrentó realidades difíciles, desde golpes de estado hasta profundas disparidades sociales.

Aprovechando esas tensiones y prometiendo una sociedad con equidad y verdadera soberanía, la revolución encabezada por Fidel Castro triunfó el 1 de enero de 1959. Al inicio, este evento disfrutó de un multitudinario apoyo inicial, pero numerosos cubanos no tardaron en sentirse traicionados y decepcionados ante el giro del nuevo régimen hacia la represión policial, la severidad de las condenas a un elevado número de opositores e incluso personas inocentes sentenciadas sin un debido proceso judicial; la imposición del Partido Comunista como partido único, y el incumplimiento de promesas de bienestar material.

El 20 de mayo de 1902 es un día de celebración, pero también de reflexión. Es una fecha que invita a considerar las complejidades de la independencia y la soberanía en un contexto global marcado por influencias y poderes externos. El 20 de mayo se inscribe como un hito decisivo en la historia de la lucha constante del pueblo cubano por su soberanía y su dignidad.

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