SIN PAÑOS TIBIOS

El desafío de Luis Abinader

Tras la contundente victoria electoral de febrero (122 alcaldías), y ahora en mayo (presidencia, 29 senadores oficialistas y 144 diputados), el PRM repite la hazaña consolidándose como la principal fuerza política, concentrando un poder hegemónico sin precedentes y mayorías cualificadas en ambas cámaras.

Esto último reviste capital importancia, pues desde su primer año de gobierno el presidente Abinader ha planteado de manera consistente la necesidad de modificar la Constitución de la República para incorporar la figura de un Ministerio Público independiente, y, de esa manera, constitucionalizar lo que considera como uno de los principales legados de su gobierno.

Los precedentes anteriores han sido funestos. Desde Balaguer (1966), Hipólito (2002), Leonel (2010) y Danilo (2015), todos los presidentes han sido beneficiarios electorales de las reformas constitucionales que propiciaron; y, en el caso de Hipólito y Danilo, fueron expresamente realizadas para habilitarles la posibilidad de reelección, sin siquiera guardar las formas.

A las reformas de 2002, 2010 y 2015 les precedieron cabildeos, consensos, acuerdos, negociaciones, visitas del hombre del maletín al Congreso, etc., pues ninguno de esos gobiernos contaba con las mayorías necesarias para impulsarlas de manera unilateral, situación que cambió a raíz de los resultados del 19 de mayo, y que el PRM no tendrá que enfrentar.

Abinader planteó en el debate de ANJE (y en muchas participaciones) que de ganar, modificaría la constitución para blindar al Ministerio Público y poner un candado de súper mayorías cualificadas, que dificulte cualquier intento futuro de reforma en materia de reelección presidencial. Lo primero es consistente con su planteamiento inicial, sólo que ahora se siente libre para hacerlo; lo segundo supone enfrentarse cara a cara con uno de los demonios más funestos en la historia política dominicana: la reelección.

Pocos presidentes han podido escapar a su embrujo. Leonel se negó en redondo en su primer gobierno, cuando lo conminaron a ponerse pantalones y modificar en su beneficio la Carta Magna con la anuencia de Balaguer; y ahora, un Abinader decidido advirtió, no sólo que no buscará un tercer período, sino que hará muy difícil que futuros presidentes sucumban al embrujo de los anillos palaciegos; y el anuncio lo hizo justo después del primer boletín que lo proyectaba como vencedor en primera vuelta con 57.54 %, en el local del partido y rodeado de sus fieles… para que no hubiera dudas.

Para muchos, es difícil creer en semejante promesa, pues hemos visto a otros presidentes decir lo mismo y luego desdecirse. El desafío de Luis será cumplir su palabra; no sucumbir a los cantos de sirena de sus acólitos; propiciar y arbitrar una competencia interna justa y transparente; y construir un liderazgo de relevo que garantice unidad, consenso, y la permanencia de su legado.

El Séptimo Sello ha sido abierto, y luego del silencio, los ángeles que guardan el trono empezaron con júbilo a tocar las trompetas… porque el reino de los cielos sonríe a todos.