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El escogido por Daisaku Ikeda

Daisaku Ikeda fue un filósofo budista japonés, presidente fundador de la Soka Gakkai International (SGI), la mayor organización budista laica del mundo, con más de 15 millones de feligreses. Era considerado como el homólogo del papa, pero del budismo.

Su única visita a República Dominicana se realizó los días 8 al 11 de febrero de 1987, y tuvo una agenda que iba desde un Honoris Causa en la UASD, ofrenda en el Altar de la Patria, audiencia presidencial, la imposición de la Orden Heráldica y un acto de condecoración de la Soka Gakkai a varios altos funcionarios dominicanos.

Ikeda escogió quiénes serían las cinco personalidades a las cuales iba a condecorar en ocasión de su visita. Estas fueron Rafael Bello Andino, secretario de Estado de la Presidencia; Mario Read Vittini, consultor jurídico del Poder Ejecutivo: José A. Quezada, Roberto Blandino de protocolo y el quinto.

El quinto era un jovencito de apenas 20 años, que ya había escrito dos libros y venía publicando artículos en los periódicos nacionales. Estudiante de derecho en ese entonces y había asumido hacía menos de seis meses como oficial de protocolo del Palacio Nacional.

Nadie entendía porque había sido escogido ese joven para esa distinción, convirtiéndose en el condecorado más joven de la Soka Gakkai International. Ni siquiera los dirigentes del budismo en Santo Domingo comprendían por qué el Ikeda se había fijado en esa persona. Pero menos todavía los funcionarios dominicanos que estaban siendo condecorados junto a él, los cuales en una fotografía que captó el momento todos observaban al joven con aprehensión y una expresión gestual de desconcierto.

La intuición del sensei Ikeda fue manifiesta, cuando le preguntaron a la razón de la escogencia respondió: “emana una luz perenne y los textos que he leído vislumbran su camino”, para remachar: “pregúntenme de nuevo en 20 años”.

Ese joven que empezaba una vida laboral y académica de repente se vio exaltado al más alto nivel con la distinción de “Premio Seikyo a la Cultura”.

En el 1998 ese joven fue escogido Joven Sobresaliente del Mundo (TOYP) por la Junior Chamber International (JCI) en una ceremonia celebrada en Manila, Filipinas.

En el 2000 los Jaycees Internacional lo designan como jurado para escoger los TOYP y es invitado a la ceremonia de premiación en Japón. En Tokio lo estaba esperando una comisión de la SGI y fue recibido por el presidente Ikeda y su segundo Takuro Suzuki en el más emblemático centro en la capital nipona. Al verme sus elogios fueron “He aquí a este ser de luz y bien. Mi intuición no se equivocó”. Mientras el joven le entregaba sus 6 primeros libros,

Ikeda fue un ferviente promotor del diálogo y del intercambio cultural como medio para consolidar la paz y construir lazos de confianza y amistad entre individuos y pueblos. Principios en los que creo y comparto.

Siempre estaré sumamente agradecido de su “intuición” y trato de honrar con mis acciones su distinción.

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