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AGENDA SOCIAL

El futuro de la Inteligencia Artificial

Cada era de la humanidad ha estado marcada por alguna tecnología disruptiva que nos acerca más o nos simplifica la existencia, tecnologías que a la misma vez han tenido su lado negativo, porque también han sido utilizadas para la guerra, para la opresión, para la conquista o para la dominación por parte de un grupo que se considera superior. Pasó con el fuego, con la piedra, con el hierro y el bronce, con el acero y el carbón, con el petróleo y ahora, con el silicio.

El control de los recursos naturales que posibilitan la creación de la tecnología y del avance de la humanidad, se constituye en una forma de mantener la hegemonía mundial. En el caso de la inteligencia artificial, el reto no estará ajeno a esta lógica. El desarrollo de la IA trae consigo una promesa para potenciar el desarrollo de la humanidad, solucionar los problemas complejos que han eludido hasta ahora el conocimiento humano, facilitar nuestras vidas y generar un período largo de prosperidad, que con un poco de suerte, pudiera ser bien compartida.

Pero esa misma promesa también trae consigo graves riesgos, como el imperio de la desinformación, el control de la población mediante el abuso de la inteligencia artificial, las faltas éticas y regulatorias, el abuso de los recursos naturales necesarios para mantener funcionando esta tecnología, la ciberguerra, los riesgos a la ciberseguridad, entre muchos otros más.

Ya adentrados en esta carrera por desarrollar y controlar la inteligencia artificial, le corresponde a los organismos internacionales y a los gobiernos tomar control de lo que hay que hacer para moldear correctamente esta tecnología y sus usos. “Más allá de imponer restricciones, los gobiernos deben asumir un rol activo en el desarrollo de la Inteligencia Artificial diseñando y desarrollando sistemas que sirvan al bien común”, es la afirmación de Mariana Mazzucato en un reciente artículo que mejor describe lo que deben hacer los Gobiernos.

Es lógico que existan cuestionamientos a esta tecnología, pero más allá de quedarse como observadores y luego asumir su rol de regulación, los Gobiernos deben asumir políticas públicas que lleven el caudal de la Inteligencia Artificial hacia el cauce de la construcción de una mejor sociedad, antes de que esta tecnología sea aprovechada para hacer daño y que, al contrario de lo que ha sucedido con otros avances tecnológicos de la humanidad, la IA sea la que nos divida en lugar de acercarnos.

El rol innovador será siempre del sector privado y el sector público debe llevar inversión hacia esas áreas, priorizando en aquellas que tengan mayor impacto en el bienestar de las personas. En el caso de la IA, el sector público debe poner su atención en el potencial de esta para solucionar problemas públicos y desarrollar iniciativas que muevan la innovación hacia ese propósito, para agregar valor a los sectores económicos y brindar soluciones a los problemas sociales. Es la tarea idónea para el sector público ante la realidad de la inteligencia artificial. Tenemos la obligación de prestar atención a la IA porque es un arma de doble filo: para desarrollo o retroceso, pero ambos aceleradamente.