SIN PAÑOS TIBIOS
El medio ambiente está de luto
Cada cierto tiempo (y con mayor frecuencia) circulan en redes sociales, denuncias ciudadanas sobre violaciones al ordenamiento ambiental dominicano que evidencian un deterioro progresivo en la capacidad de respuesta del Estado ante esos sucesos.
En los últimos años, la conciencia ambiental ciudadana ha aumentado de manera inversa a la vigilancia que el Estado despliega para proteger nuestros recursos naturales. Las redes nos enrostran a diario situaciones que no sólo hacen llorar, sino que generan rechazo, indignación, impotencia, rabia… El listado de hitos repetidos aumenta: la depredación en las dunas de Baní, tala de árboles en toda la geografía, captura y venta de especies protegidas, destrozos en cauces de ríos y arroyos por la extracción arena y agregados, conuquismo en Los Haitises y cuencas altas, fuegos infinitos… y un largo etcétera.
Hoy día, el desempeño del Ministerio de Medio Ambiente ha sido desafortunado. La incompetencia es el signo de su administración. A nivel de permisología el país está paralizado; a nivel de suelos y aguas, las quejas y expresiones obligarían a una intervención inmediata, no del Poder Ejecutivo, sino –quizás– de la Procuraduría General de la República… por aquello del rumor público.
En el paroxismo, el asesinato del agricultor Francisco Ortiz, en Tireo, –Constanza– constituye tan sólo el último hito, y acaso el más trágico de todos. Abundan imágenes de camiones cargados de arena, como las hay en muchas otras cuencas; vehículos pesados –que cuestan dinero– se trasladan sobre vías públicas, y, pese a ello (y pese a denuncias de comunitarios) la inacción de las autoridades ha sido notoria… cuando no, cómplice.
Destruir los recursos naturales de una manera tan visible, pública e impune, sólo es posible en ausencia de un régimen de consecuencias y con apoyo de las autoridades. Hoy Constanza está de luto, pero debería estarlo todo el país, pues, al parecer, un ciudadano ha sido asesinado por haber intentado defender un río, frente a desaprensivos que tienen mucho tiempo destruyéndolo.
No necesitamos mártires ni queremos huérfanos, lo que necesitamos es un ministerio que funcione; que sea responsable; que no sea indiferente; que hable menos y trabaje más. Esa muerte –evitable– es consecuencia directa de la negligencia del ministerio y sus autoridades centrales –no de las locales o de los guardaparques que están en primera línea de defensa, trabajando a “mano pelá”–, que bien sabemos que la soga siempre se corta por el lado más fino… porque en la cadena de mano ministerial, los eslabones inferiores actúan en función de directivas, órdenes o señales que reciben desde niveles superiores.
Que sepa el presidente Abinader que si su gobierno decide defender el medio ambiente y enfrentar la explotación ilegal de arena de los ríos, tendrá todo el apoyo ciudadano y que el “todopoderoso” cartel de los granceros no lo va a tumbar [sarcasmo]; así que tiene carta blanca para actuar con firmeza y determinación en defensa de nuestros recursos naturales. Y que sepa también que con las actuales autoridades ambientales, no logrará nada… más que palabras.