Punibilidad en un régimen con consecuencias
Anhelamos construir una sociedad organizada donde las leyes se cumplan y de no ser así se aplique el principio del “Imperio de la Ley” de manera justa y equitativa.
Lo decimos en función de que en los últimos días la movilidad en el territorio nacional parece convertirse en un tema preocupante de merecida atención para todos los sectores sociales y productivos.
El gobierno junto al Poder Judicial obviamente tienen la responsabilidad de liderar las transformaciones que se ameritan para preservar y fortalecer ese derecho humano fundamental en todo lo que eso implique.
Todavía en nuestro país estamos lejos de lograrlo de forma sostenida, esto quiere decir, de que la Movilidad Segura sea un tema de Estado.
La realidad es que continuamos en democracia incipiente, sin disciplina ni iniciativas auténticas para llevar a cabo actuaciones adaptables a nuestra indiosingrasia colectiva.
Estamos acostumbrados a traer del ámbito foráneo costumbres, hábitos, modas, culturas y hasta artículos legislativos inaplicables sin ningún rubor y el reproche de que sea en Estados Unidos o en Europa.
En cambio, existen buenas prácticas de políticas públicas que perfectamente pueden ser transferibles, adaptables y aceptables.
Ello me hace recordar un estudio de investigación que publicamos en junio de 2016, titulado Régimen de Consecuencias, relativo a la reacción de las autoridades ante el comportamiento de los infractores de seguridad vial en España, como evidencia de buena práctica jurídica.
Destacábamos entonces, que en nuestro comportamiento en las vías nacionales y no deja de serlo todavía, hacemos prevalecer la “Ley del más Fuerte”, o “Ley de la Selva”, definida por Charles Darwin en el siglo XIX como la “supervivencia del más apto” y después por Herbert Spencer en el siguiente siglo, en el sentido aplicado a los principios de la “competencia desenfrenada”.
Los indicadores de siniestralidad y los incidentes de tránsito en la República Dominicana confirman el desorden, tanto en el crecimiento vehicular y la calidad de los mismos; el irrespeto a todos los niveles de las reglas y de las autoridades, como en la circulación.
Pertinente agregar la Tercera Ley de Newton sobre el Movimiento, que establece la existencia de una reacción a toda acción ejercida, en derecho de le llaman consecuencias por actuación de los ciudadanos anómicos, de lo cual tenemos enermes falencias estructurales.
La experiencia que recogimos en los informes de la Fiscalía de España evidencia la equidad en la aplicación de la ley, razón que caracteriza al Reino Español por poseer un régimen de justicia respetable.
Podemos señalar casos importantes de artistas, actores, políticos y deportistas, tales como la dimisión de funcionarios y legisladores por violar la Ley de Movilidad, así como apresamientos y multas cuantiosas. Vale mencionar al Presidente Rajoy en su momento obligado a pedir perdón por no llevar el cinturón de seguridad. La Reyna Sofía también sancionada. Los Consejales María Pilar Araque, Txema Mauleón, Indira Gil Mendoza, Angel Espadas, Mercedes Gómez, Ramón Domínguez, Victoriano Vidal, Luís Miguel Rodríguez, Alfonso Novo, José Ant. Moreno, integran una lista interminable de renunciantes por consumo de alcohol al conducir. Al igual que el miembro del Tribunal Constitucional Enrique López. Por la misma causa los diputados Nacho Uriarte, Vicente Ferrer, Arsenio Pacheco, entre otros.
Alcaldes Juan José Correles, Manel Montalbán, Tomás Mesa Díaz, Mercedes González, Carmen Añó, solo algunos obligados a renunciar por infringir la Ley de Tránsito. Así mismo funcionarios, hijos de políticos y de altos servidores del Estado y de la Realeza. Incluso presidentes de partidos políticos, hasta la notable presidenta de TVE Curri Valenzuela no escapó de los brazos de la Ley.
Recuerdo al amigo Eduardo Petta, Director de la Policía Caminera, sancionar en el 2008 al Presidente de Paraguay Fernando Lugo por conducir con la licencia vencida. Petta, más tarde se convierte en Senador de la República hasta llegar a ser Ministro de Educación.
Aspiramos tener algún día una sociedad dominicana con un concepto de punibilidad como la española.