UN MOMENTO
Vida y sangre
La vida es un don que poseemos. Hemos recibido este regalo de Dios a través de nuestros padres.
Sin embargo, la vida está intrínsecamente ligada a la sangre.
Nuestra sangre nos identifica, y para seguir viviendo, a menudo debemos estar dispuestos a derramarla.
Esto significa entregarse por los demás y no solo llevarla en nuestras venas, sino también en nuestras acciones.
Jesús dio su sangre para que pudiéramos tener vida.
La sangre, símbolo de vida y sacrificio, fluye en nuestras venas y nos conecta con la esencia misma de nuestra existencia.
Es un recordatorio de nuestra humanidad y nuestra capacidad para amar y cuidar a los demás.
Aprovechemos cada momento para vivir plenamente y dar lo mejor de nosotros mismos a quienes nos rodean.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.