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Cuando a Balaguer se le prohibió la entrada al Palacio

La tenue y aflautada voz del magistrado de repente fue subiendo de tono y se escuchaba en los pasillos de la alta corte, sus palabras retumbaban en señal de incomodidad y repetía: “si no se declara la ausencia temporal de ambos, que no cuenten conmigo. No me voy a prestar a ese juego”.

Él era la única solución institucional a una crisis nacional que estaba a punto de quebrantar la naciente democracia dominicana. Pero su carácter y reciedumbre, por la que todos si no lo admiraban, por lo menos lo respetaban, le impedía asumir la posición si no era con la plenitud de funciones establecidas constitucionalmente.

Eran las elecciones generales de 1970, pero había un detalle: el presidente Joaquín Balaguer y su vice Francisco Augusto Lora se habían distanciado. El primero para recabar su apoyo para las elecciones de 1966, le había prometido al segundo que lo respaldaría en la postulación presidencial en los próximos comicios, que eran los segundos luego de instaurada la nueva constitución dominicana de 1966. Pero contrario a lo acordado, Balaguer decidió repostularse para un nuevo periodo

Lora al enterarse de la decisión de Balaguer de ir a la reelección, el 13 de febrero de 1970 renunció al cargo y al Partido Reformista, formando días después el Movimiento de Integración Democrática Antirreeleccionista (MIDA).

Cuando a inicios de marzo de 1970 se abre la campaña electoral, la oposición exigió que el presidente abandonara sus funciones hasta pasados los comicios, pero Balaguer rechazó ese reclamo mediante una carta pública.

Entonces los partidos opositores amenazaron con boicotear la justa electoral y abstenerse de participar en los comicios si Balaguer persistía en quedarse en la Presidencia.

Luego de un diálogo entre los partidos y el gobierno, Balaguer tuvo que ceder, y se pactó que a partir del 16 de abril se declararía la ausencia temporal del presidente y el vicepresidente de la República durante un periodo de tiempo que terminaría cuando la Junta Central Electoral proclamara el candidato ganador.

Balaguer dictó un decreto encargando al presidente de la Suprema Corte de Justicia, que lo era Manuel Ramón Ruiz Tejada, de las riendas interinamente del Poder Ejecutivo. Al enterarse del decreto, el magistrado se opuso rotundamente, alegando que eso era una “jugada” del presidente Balaguer y que él no se iba a prestar a eso.

La condición que puso Ruiz Tejada para juramentarse en el cargo era que se produjera la ausencia total del presidente y del vicepresidente, como establecía el artículo 58 de la Constitución del 1966, y que ninguno de estos pretendiese tener alguna influencia sobre sus decisiones.

Luego de resolverse el impasse, el 17 de abril de 1970 asume el Poder Ejecutivo y su primera medida fue prohibir la entrada de Balaguer al Palacio Nacional, mientras durara su interinato.

El 22 de mayo de 1970, terminado el proceso electoral, declarados los ganadores, entregó el poder y retornó a sus funciones en la Suprema Corte de Justicia.