Teteo seguro será dilema sombrío

Nuestro actual ministro de la Juventud sugirió en tiempos electorales un programa, a su entender novedoso, con la finalidad de reducir las muertes por accidentes de tránsito y la contaminación acústica, de acuerdo a sus palabras, a causa de las carreras ilegales y por los elevados desiveles de la música en los barrios de nuestras ciudades, respectivamente.

Se refería a la implementación en todo el territorio nacional de un programa denominado “TETEO SEGURO”. En alusion a las actividades festivas en donde nuestros jóvenes en rebeldía a las disposiciones retrictivas de la movilidad durante la pandemia del Covid-19, desarrollaban fiestas callejeras, las cuales han continuado hoy día.

Usualmente los participantes se exceden en consumo de alcohol y drogas, y finalmente a la práctica de la violencia en todas sus modalidades y del sexo desenfrenado.

Todo aquello consecuentemente nos lleva a un ambiente de prostitición, enajenación mental y al desorden por las evidencias cotidianas.

Para el desarrollo del proyecto, el gobierno tendría que hacer una inversión, presupuestos del que no se ha hablado ni de dónde se sacaría respecto a la preparación de los terrenos, la logística para las autoridades, el personal de los servicios y el traslado de sus usuarios que irían a disfrutar de las nuevas instalaciones. Por demás, ha de suponerse que los municipios generarían nuevos arbitrios para su mantenimiento, así como el emplazamiento de sitios para la música y presentaciones artísticas y de expendios de bebidas.

Lo cierto es que todo implica un costo que esperamos haya sido planificado, así como también de hacer realmente seguro el desplazamiento en cada ocasión bajo el control y fiscalización de los agentes de tránsito y la Policía Nacional, que no han podido solucionar el problema de la congestión ni siquiera en el polígono central.

Las avenidas y autopistas serían sin duda escenarios turbulentos y temerarios ocupados por motoristas ilegales bajo influencia de sustancias alucinógenas en violación a las leyes y normas de sana convivencia.

Los resultados del teteo en la Zona Colonial no hace mucho tiempo, debió ser un parámetro importante para que una idea tan desafortunada germinara en la mente de quienes deben velar por el dasarrollo, el progreso y el bienestar de nuestra juventud, sin primar el mediatismo y la búsqueda de votos.

Improvisar no es un elemento de provecho para nadie, mucho menos cuando se trata de afectar el comportamiento de ciertos sectores sociales sin convencer a la sociedad de las bondades del programa y sus beneficios para las familias, cuyos hijos se les están llendo de la mano.

Sobre todo en medio de los gritos, el desamparo y la impotencia de la ciudadanía, que vive momentos de angustia en las vías, en cualquier lugar y a cualquier hora. Pienso que dicha medida empeorará la situación cuando manadas en estampida salgan por toda la ciudad hacia las actividades y, al término de las mismas, sin ponerle fin a las celebraciones de los barrios. Someter a la población a una nueva prueba tan peligrosa, aún más sin que se oyera la opinión de los tratadistas en salud y del comportamiento humano y de los juristas en materia de movilidad.

Este planteamiento nos trae un nuevo dilema que ensombrece el futuro que nos espera como dominicanos, en mi opinión.

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