Enfoques
Universidades Dominicanas: Hacia una formación pertinente y de calidad
La educación superior en la República Dominicana, al igual que en otros países de la región, enfrenta una serie de desafíos que demandan una respuesta creativa y proactiva. En un mundo en constante evolución, las universidades dominicanas deben adaptarse y reinventarse para seguir siendo relevantes y efectivas.
Uno de los principales desafíos que enfrentan las universidades de nuestro país es garantizar la calidad educativa. A pesar de los esfuerzos realizados, persisten las brechas significativas en términos de acceso a la educación superior de calidad, a la formación integral de los estudiantes y los apoyos financieros. Es importante entender que el costo que requiere garantizar una educación de calidad es alto, ya que demanda para las universidades elementos como: la contratación y retención de personal docente altamente calificado y experimentado, mantener instalaciones modernas y equipadas, así como la adquisición y actualización constante de tecnología educativa, que suele ser costoso. Esto incluye laboratorios, bibliotecas, aulas equipadas con tecnología multimedia, acceso a internet de alta velocidad, entre otros. A esto debemos sumar también, los programas de orientación y seguimiento académico a los estudiantes; capacitaciones al personal académico administrativo, la implementación de sistemas de control de calidad, evaluación y retroalimentación, que nos permitan garantizar la mejora continua, y las acreditaciones internacionales por agencias de prestigio reconocidas, a la que se han sumado muchas universidades locales.
Un desafío importante es la inclusión y la equidad en la educación superior. Aunque se han implementado políticas para promover la diversidad y la igualdad de oportunidades, aún existen barreras significativas para algunos grupos, como personas de escasos recursos, comunidades marginadas y población con discapacidad. En los últimos años, en nuestro país, las IES, junto al órgano regulador, han estado realizando grandes esfuerzos para garantizar el acceso equitativo a la educación y para crear entornos inclusivos que fomenten la participación de todos los estudiantes, a través de programas de becas focalizadas y programas de atención a la diversidad, pero quedan tareas pendientes.
Otro desafío crucial es la conexión con el mundo laboral y la empleabilidad de los graduados. En un entorno globalizado y altamente competitivo, las universidades tenemos que asegurar que nuestros programas académicos estén alineados con las demandas del mercado laboral presente y futuro, y que verdaderamente preparen a los estudiantes para enfrentar los escenarios y la incertidumbre del mundo real. Esto solo se logra con una mayor vinculación con empresas e instituciones, así como el desarrollo de habilidades blandas y competencias transversales que vayan más allá de la formación técnica. Es notorio en nuestro país, el reconocimiento del valor que tiene la relación estado-empresa y universidad. Se hace necesario continuar fortaleciendo iniciativas que promuevan el diálogo cercano y constante con la empresa para seguir desarrollando programas pertinentes y que el conocimiento pueda transferirse a la industria.
La investigación y la innovación son áreas donde las universidades dominicanas hemos ido desarrollando un gran potencial, pero que aún precisa de mayor esfuerzo. La falta de inversión en investigación, la escasez de infraestructura adecuada y la limitada colaboración entre instituciones son algunos de los obstáculos que no permiten el desarrollo de una cultura de investigación fuerte y dinámica. Es fundamental que sigamos promoviendo la investigación como parte integral de la misión universitaria, mejorando los incentivos para estimular la innovación y la creatividad entre estudiantes y profesores.
Además, las universidades dominicanas deben abordar el desafío de la internacionalización. En un mundo cada vez más interconectado, es crucial que nuestras instituciones fomenten la movilidad estudiantil y académica, promuevan la colaboración con instituciones extranjeras y participen en redes internacionales de investigación y cooperación. Indudablemente, la pandemia nos dejó formas distintas de ver la movilidad, dando lugar a nuevas acciones de intercambio, entre ellas de internacionalización en casa, que no existían antes y que favorecen la interacción de nuestros estudiantes y académicos sin necesidad de incurrir en los grandes costos que implica moverse físicamente. Con un buen plan de internacionalización, no solo se enriquece la experiencia educativa de los estudiantes, profesores e investigadores, sino que también se eleva el prestigio y la proyección global de nuestras universidades.
Para enfrentar estos desafíos, es fundamental que se fortalezca nuestro sistema de educación superior, entendiendo que en un mundo cada vez más globalizado, un sistema de educación superior robusto y de calidad es vital para mantener la competitividad en el ámbito internacional.
Solo así podrán las universidades dominicanas cumplir con su papel como motores de cambio y progreso en la sociedad.
Vicerrectora Académica de la UNPHU