VIVENCIAS

Arrepentimiento y contrición sincera

El misterio de la vida humana permite entender la malignidad, que rodea a aquellos cuya miseria espiritual deja instantáneamente su vida material al desnudo mostrando su incoercible impulso hacia el engaño de su propia persona, y a otros.

La miseria que acompaña a gente de esta naturaleza es proverbial, tomando en cuenta la proyección en todas las actuaciones que puedan circundar en su accionar, tanto profesional como personal.

Mala cosa es, cuando un engendro del mal con un aura que pretende mostrar, a veces hasta pretendiendo hacerse el gracioso, quiere vender una supuesta conversión como luz que ilumina, y que permite ver con claridad aquello que el corazón más desea.

Entonces arteramente, se dan casos, en que los que han causado un daño a otros recurren a reconocer públicamente en foros privados sus faltas en ausencia del agraviado, apelando hábil y teatralmente al arrepentimiento.

Vale recordar, que una “cosa es pecar con el cuerpo y otra cosa es llorar con el alma llagada; y una cosa es quemarse en el fuego y otra cosa es subir en el viento de la llamarada”.

Además, no se puede comprar tan caro un arrepentimiento que no es sincero; siendo así, el arrepentimiento es solo un amago por desterrar del alma la corrupción que nace del corazón.

Es de espantarse, cuando alguien atrapado en las redes de la intriga, la mentira, la doblez y la manipulación confiese estar arrepentido, teniendo un corazón como vaso profundo que cuando en él se vierte el agua es inmunda, y mientras más se profundiza la inmundicia más se afianza en lo más hondo.