TESTIGO DEL TIEMPO
Abinader admite derrota del PRM
El presidente Luis Abinader admitió el domingo que su Partido Revolucionario Moderno (PRM) será derrotado en las próximas elecciones.
Tres citas del discurso de Abinader, abriendo la campaña municipal del PRM, denotan su desesperación, porque sabe que perderán muchas contiendas.
El gobernante instruyó a los militantes perremeístas a ir “casa por casa” a presentar los “logros del gobierno”.
Les ordenó ir a “sectores, barrios, campos y callejones”, a informar lo que ha realizado su gobierno, pero la mayoría de los perremeístas sigue desempleada. ¿Quiénes irán?
Cada discurso tiene dos partes, lo manifiesto, lo que se dice; y el discurso latente, lo que se deja dicho. Las instrucciones a los militantes son el discurso manifiesto. El discurso latente admite que el país “ignora” sus “logros”.
En tres años, gastando miles de millones en propaganda, y todavía se desconocen.
El discurso latente permite inferir que hicieron muy mala propaganda, malgastaron el dinero sin promover nada, o sencillamente, no tienen nada para mostrar.
Abinader añadió: “Vamos a hacer el trabajo de organización electoral”. ¿A 39 días de las elecciones del 18 de febrero? Es muy tarde para ablandar esas habichuelas. Abinader tiene sobradas razones para estar preocupado.
En Santo Domingo Norte es difícil que la diputada perremeísta Betty Gerónimo le gane al actual alcalde opositor Carlos Guzmán. En Santo Domingo Oeste el oficialista Francisco Peña, puede perder del opositor Aquilino Serrata.
La alcaldesa perremeísta del Distrito Nacional, Carolina Mejía, debe ganarle al candidato opositor Domingo Contreras.
En Santiago, el candidato oficialista Ulises Rodríguez, coinciden varias mediciones, está detrás del opositor Víctor Fadul. Sergio Cedeño, el candidato opositor de San Pedro de Macorís, ganaría por aclamación.
Abinader sabe que las elecciones municipales decidirán las presidenciales. Eso explica su llamado desesperado, ante la inminente derrota que admitió en su discurso latente.
Un amigo muy malicioso me comentó que Abinader intentó imitar el histrionismo y la oratoria peñagomista, pero fracasó. “Dónde Dios no puso, no puede haber, el pobre hombre, parecía pronunciar el panegírico en un lastimoso baquiní”, puntualizó.