Un hito
La inauguración hace unos días de la primera etapa del puerto Cabo Rojo en Pedernales con una inversión de 26 mil millones de pesos, constituye un hecho trascendente para el país y trasluce una serie de lecturas donde el principal protagonista –y beneficiario- es el presidente Luis Abinader.
La apertura, combinada con la llegada de su primer crucero, el Norwegian Pearl con más de 2,555 turistas, inicia el verdadero desarrollo para esa paradisiaca zona, pero también evidencia la coherencia de Abinader que el 29 de agosto del 2020, recorrió en bote ese litoral, reiterando las promesas de desarrollo que le había hecho a Pedernales días antes en su discurso de toma de posesión.
Lo acontecido constituye una acción de reivindicación social para -paradójicamente- una de las zonas más pobres del país pero que ahora, por la generación de empleos, la construcción de infraestructuras e instalación de negocios, elevará su poder adquisitivo y por consecuente, la calidad de vida de sus habitantes, frenando la deserción.
El que Cabo Rojo haya sido aperturado en la primera de sus 4 fases (que aparte de las amenidades existentes incluyen hoteles, restaurantes y bares), fue una decisión asertiva porque permitirá ir fortaleciendo ese destino mientras se van terminando las otras.
Y aunque se estima que más un millón cruceristas pudieran visitar Cabo Rojo en dos años, es indudable que su puesta en funcionamiento elevará el turismo interno de quienes ya tienen un nuevo atractivo para visitar.
Pero además, la iniciativa de carácter público-privado y con una inversión final proyectada de 2 mil 245 millones de dólares, muestra la confianza que se ha ganado el país ante los capitales foráneos.