Hay que restaurar la unidad en el Colegio de Abogados

El feísimo espectáculo que dio el Colegio de Abogados de la República Dominicana desde el 2 de diciembre pasado que se celebraron elecciones, debe ser superado sobre la base del interés común de los juristas por salvar su gremio, recuperarlo del desprestigio y que sus miembros comprendan que su unidad es vital para combatir males profundos del sistema de justicia del país.

Los abogados caen en una trampa si levantando intereses partidarios, dividen en los hechos su colegio, porque los grandes perdedores son los juristas que no tendrían fuerzas para levantar y defender sus derechos, principalmente a reclamar justicia a tiempo y apegada a la Constitución y las leyes en favor de todos los dominicanos.

Lo que pasa hoy en el Colegio de Abogados puede convertirse en un patrón muy peligroso para la unidad de los gremios profesionales, por lo que es responsabilidad de todos los dirigentes de corrientes gremiales, buscar un espacio común de entendimiento para recuperar la armonía y la legitimidad sustentada en la participación amplia de sus miembros.

¿Quién sería el gran ganador si el Colegio de Abogados se fracciona? ¿Quién pierde si el Colegio de Abogados recupera su unidad, su armonía y su espíritu de lucha?

Las respuestas son obvias. Con un colegio dividido y débil, el deterioro de la investigación policial, las prácticas ilegales de fiscales, la genuflexión de jueces a todos los niveles, seguirían su curso indetenible mientras la gran mayoría de los presos son preventivos, sobreviven en el hacinamiento y no tendrían esperanza de ver cambiar la situación.

No digo que el gremio de los abogados será el gran liberador de la injusta situación carcelaria y de denegación de justicia del país, pero es un actor de primer orden para impulsar una agenda de lucha por la defensa de los derechos de los justiciables y un ejercicio profesional en igualdad de condiciones y respeto para todos sus miembros.

Pies sobre la tierra

Trajano Vidal Potentini fue proclamado ganador de las elecciones y un sector contrario cuestiona su triunfo, registrándose acciones de fuerza como la ocupación policial de la sede del Colegio, instancias judiciales para evitar que este asuma la presidencia del gremio y su proclamación en el Altar de la Patria.

Hay que detener la confrontación, buscar un espacio independiente de las partes para dialogar y ceder extremos, porque es inaceptable dividir al Colegio de Abogados, contaminar el ambiente de unidad de los gremios profesionales que siempre han estado en la mira de sectores intolerantes para luego ellos golpear sin piedad las bases institucionales de la nación.

El riesgo de contagio

¿Qué pasaría en el país si los dirigentes de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) se dejan dividir y pierden su capacidad de denunciar las precariedades de la educación estatal y de reclamar mejores condiciones para la escuela?

¿Qué pasaría si el Colegio Médico Dominicano (CMD) permite que sectores que influyen en su interior lo dividan y los médicos queden sin capacidad para exigir la mejoría del sistema sanitario, condiciones de trabajo dignas y respeto para el ejercicio de su profesión?

Tanto la ADP como el Colegio Médico, que han sabido dirimir sus confrontaciones internas a través del voto democrático de sus miembros, deben contribuir con su acompañamiento directo en acercar las partes para buscar una solución que salve la unidad y permita que los abogados cuenten con un liderazgo sólido.

Lo que corresponde ahora es evitar seguir escalando el conflicto, adoptar un comportamiento responsable de las partes, porque si destejen la unidad lo pierden todo y eso no conviene a los abogados, pero mucho menos al resto de la sociedad dominicana.

En los tribunales

Uno de los dirigentes, Diego José García, acudió con un recurso de amparo ante el Tribunal Superior Electoral buscando evitar que Vidal Potentini tomara juramento como presidente y el control del Colegio de Abogados.

El Tribunal acogió la petición precautoria elevada por García y ordenó suspender provisionalmente los efectos jurídicos de la proclamación de Vidal Potentini y abstenerse de cualquier acción administrativa o de cualquier otra naturaleza del Colegio de Abogados hasta tanto se decida el fondo.

En la sentencia, el Tribunal Superior Electoral ordena comunicación de documentos de las partes para hacer valer sus derechos en un plazo de siete días hábiles, y fija la audiencia para el día 12 de este mes.

Competencia

No hay duda de que esta decisión judicial frena en los hechos la proclamación de Vidal Potentini por dos razones básicas: primero porque el Tribunal es una instancia competente de acuerdo con su ordenamiento legal para conocer el conflicto y, segundo, porque de la decisión final del litigio puede salir una presidencia legítima para Potentini o una nulidad de su elección por vicios demostrables.

Cualquiera de las dos decisiones allana el camino para restaurar la unidad y la legitimidad del Colegio de Abogados, que es ahora lo más importante para sus miembros.

Si el Tribunal halla que la elección de Vidal Potentini estuvo ajustada a los procedimientos estatuidos del Colegio de Abogados, quienes hoy cuestionan su escogencia deben poner punto final al conflicto y respaldar su presidencia.

En cambio, si descubren que no fue electo como expresión de la voluntad de los abogados que votaron, no hay más solución que una nueva votación rodeada de pulcritud y garantías para los afiliados.

En poco más de un mes de parálisis del Colegio de Abogados se ha perdido mucho respeto, pero las bases son las mismas y por tanto si se fuera a una nueva votación, la ventaja es para quien tenga mayor ascendiente.

Lo que no se debe es esgrimir el argumento de que el Tribunal no es competente para conocer el caso porque el Artículo 130, párrafo II del Reglamento de Procedimientos Contenciosos Electorales, le otorga competencia inequívoca para conocer amparos en materia de derechos de electores en gremios profesionales.

Ojalá que las partes aprovechen este ámbito para superar un conflicto vergonzoso y alejen el peligro de división de los gremios profesionales, que no les hace nada bueno a las bases institucionales de la nación y al derecho del pueblo dominicano a tener organizaciones profesionales con liderazgos sólidos y listos a luchar por la justicia.