Hoy, dos de enero, Manuel Aurelio Tavárez Justo hubiese cumplido 93 años de vida. A pesar de una esterilizada marmolización de su figura, nombrado en parques, escuelas y avenidas, Manolo sigue siendo un desconocido para el grueso del pueblo dominicano de hoy.

En una reciente encuesta realizada en un aula uasdiana, de 33 estudiantes solo 3 dijeron haber escuchado su nombre. Difícil que un pueblo luche por sus derechos a la dignidad y la justicia, sin tener en su imaginario figuras de esperanza.

Manolo, aquel que supo enfrentar todas las adversidades (la viudez, la tortura, la traición, la persecución de un ejército), y se creció ante todas ellas, es una historia pendiente. Clausurarla es lo que han querido sus enemigos. Sostener su memoria es parte de la misión pedagógica que requiere el pueblo dominicano para organizar su insurgencia democrática y convertirse en protagonista de su historia.

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