Desde mi pluma

Lo que deja el 2023

Probablemente esta sea un escrito desalentador, pero esto no lo vuelve menos necesario desde mi óptica. Arribamos en estos días a la recta final del año 2023 y considero imperante detenernos unos minutos y pasar balance en la cantidad de hechos trágicos que han golpeado a la sociedad dominicana durante este periodo que está a punto de concluir.

Ha sido un año turbulento, cargado, tristemente, de tragedias que van desde accidentes de tránsito, hasta explosiones y derrumbes que han cobrado la vida de cientos de ciudadanos enlutando a sus familias y a todo un pueblo, que a pesar de que el tiempo sigue transcurriendo no se repone del asombro.

Salud mental. Esa es la razón de traer a colación todo esto. La gente está alterada por tanto incidente alrededor, incluso si no lo nota, incluso si no perdieron ningún familiar o resultaron afectados por los sucesos.

Es real la taquicardia que sienten muchos sienten simplemente al desplazarse en sus vehículos o detenerse más de lo usual en un paso desnivel. Es real la paranoia que se desata cuando llueve a cántaros en cualquier zona del centro de la ciudad y el temor de no saber si podrá regresar a su hogar. Es real el miedo que muchos sienten al abordar un autobús cuya ruta incluye carreteras concurridas y con cero control de movilidad. No es exageración aceptar que son muchos los que recibirán el otro años con más de un trauma. Estamos en un momento crucial para darle la prioridad que merece a la salud mental, reforzar la asistencia psicológica gratuita, promover el tema desde las escuelas, entre muchas otras medidas que el Estado puede y debería impulsar.

Todos los dominicanos, especialmente los adultos promedio, libramos luchas de toda índole a diario. Ojalá pudiéramos decir que estamos exentos de luchar con nuestra propia mente y que vivimos en un país cuyo gobierno sea parte de eso.