VIVENCIAS

Tres historias en una

La primera de estas historias trata sobre alguien que hace de la transmisión de la vida, una desventurada ocasión de ser víctima de la pérdida de la cordura y el respeto por sí mismo, obedeciendo a los dictados de una pasión desordenada que como organismo humano elemental, lo gobierna el instinto, como la describe Ángel Ganivet en Cartas Finlandesas (Andalucía: Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, Junta de Andalucía, 2021 p. 213), y que no necesita de más explicación: “Se trata del borracho finlandés que es uno de los más perfectos de Europa; es el borracho a priori, es decir, que sería capaz de destilarse a sí mismo para embriagarse con su propia sustancia; de tal suerte juzga y considera compenetrados el hecho de existir y el de mitigar esta desventura con algún consuelo espirituoso”.

La segunda historia, es de aquel propenso a buscar reconocimientos, incluso los exige, y cuando se le niega desacredita al que los otorga, de ahí, el poema de Voltaire (Canto III): “¡Cuán pesado resulta un nombre que se ha hecho famoso demasiado pronto!”.

La última historia, corresponde a aquel sujeto que creyendo poseer un magnetismo inusual y el don de la palabra, se dedica a predicar lo que no vive, con palabras concatenadas, pausadas y rebuscadas para impresionar sin convencer; por lo que, siguiendo a Aristóteles en Ética a Nicómaco (libro III, cap. V, sec.12) diríamos, que el “carácter es el resultado de nuestra conducta”. Además, su ego, le impide prestar sincera atención a otros, porque su interiorización social se basa en el culto a la autoimagen, alimentado en silencio por un narcisismo excesivo.

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