Provocación

La advertencia del Instituto Duartiano, definiendo como provocadoras las recientes acciones de grupos de haitianos en la franja fronteriza, define claramente las mismas y más aún, sus perversas intensiones.

Los desordenes provocados la semana pasada en territorio dominicano fue una maniobra meticulosamente pensada, planificada, dirigida y hasta con respaldo audiovisual, cuya finalidad era provocar una reacción de las tropas militares dominicanas, la que y gracias al buen entrenamiento e inteligencia emocional de las mismas, no lograron.

Y es que no es verdad que quienes reclamaban que la porción de terreno que está al lado oeste de la verja divisoria que el gobierno dominicano levanta en la frontera les pertenece desconocen que son las pirámides divisorias que definen los límites territoriales entre ambos países.

Esas son estructuras levantadas hace varias décadas, que ellos ven a diario y saben positivamente cual es su significado. Pero la idea era armar un lío mediante la intromisión grosera y hostil a nuestro territorio para que las tropas se vieran compelidas a actuar y ellos reafirmarse como víctimas.

Porque que los haitianos, pobres pero no pendejos, saben que necesitan condicionar a la comunidad internacional poniendo a República Dominicana como abusiva y para eso nada era mejor que una matanza aunque ellos aportaran los muertos.

Una acción perversa, ladina y de doble moral que fue correctamente rechazada por parte del gobierno dominicano en voz del canciller Roberto Álvarez, quien también puso en dudas las supuestas intenciones de avenencia diplomática en el conflicto que por las aguas del río Dajabón nos ocupa y que reclama de la unidad nacional.

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