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FIGURAS DE ESTE MUNDO

Camino al Padre

“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).

La pasión por las luchas sociales involucró al novelista ruso Fiódor Dostoievski en conspiraciones políticas que le acarrearon una sentencia drástica: fue condenado a muerte. El 22 de diciembre de 1849, día de su ejecución, en la plaza Semenovsk, San Petersburgo, se encontraba con nueve compañeros de infortunio en el patíbulo.

Ya los cosacos habían formado el pelotón y preparado las armas. Dostoievski, tembloroso, esperaba ser ejecutado en breves instantes.

De pronto, se oyó un grito: “¡Alto!”. Llegó un oficial con un papel en la mano. Era una orden de indulto.

El Zar, en un gesto de bondad, había decidido conmutar la pena por el destierro en Siberia. Como por un milagro, Dostoievski había vuelto a la vida, la bella vida. Entonces, en medio de su conmovido espíritu, escuchó, como una revelación, las voces desesperadas de los que sufren, de los abandonados, de todos los dolores humanos y, cual Cristo, lleno de compasión, oró y lloró de rodillas.

Desde aquella estremecedora vivencia, escribió obras en que palpita su nueva fe y su compasión por los desamparados.

Publica “Los hemanos Karamasov”, considerada su novela cumbre, y otras importantes como “Crimen y castigo”, “El idiota”, “El jugador”... En una carta consigna: “Continuamente estamos fuera de camino si no tenemos a Cristo y su fe para guiarnos...”. Y a este testimonio podemos agregar las palabras del mismo Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).

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