Desde mi pluma

¿Por qué no antes?

Por qué tenemos que llegar a las tragedias para plantearnos medidas que son extremadamente necesarias? ¿Acaso las autoridades de nuestro país no conocen las políticas preventivas? ¿Por qué tenemos que pensar en candados justo después de que nos roban y no antes?

Me pregunto todo esto cada vez que veo noticias tan tristes y desafortunadas como las del río Fula en Monseñor Nouel. Pero me lo pregunto no solo por los gobiernos, sino también por el proceder de la gente.

Que preocupante me resulta notar que seamos tan poco temerarios, que no midamos el peligro cuando lo tengamos de frente, que pongamos en riesgo nuestras vidas con tanta ligereza.

En este caso, como en muchos otros, falló todo. Y puede que sea un pensamiento muy encerrémosla de mi parte, viciado por la impotencia y el sentimentalismo, pero no puedo sacar de mi cabeza que lo sucedido se pudo evitar.

Lo que quiero decir, es que es momento de que dejemos de esperar que el luto o la pérdida nos arrope nueva vez para tomar acción sobre situaciones de este tipo.

Las sociedades avanzadas, salvo algunas excepciones, no se forjan aplicando medidas tras la devastación, sino que se anticipan a la hecatombe y prevén soluciones a futuro. No es física cuantica, se los aseguro. Podemos hacerlo.