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Mentiras que opacan logros

El turismo dominicano ha tenido una importante recuperación luego de los choques sucesivos de una campaña de descrédito internacional en 2019 y la pandemia mundial en 2020. La colaboración público-privada y la efectiva gestión gubernamental han llevado al turismo a resurgir con fuerza, algo muy positivo por los puestos de trabajo y la entrada de divisas que genera nuestra industria sin chimeneas.

Este reverdecer del turismo dominicano se observa tanto en las estadísticas oficiales como en las calles de los polos turísticos del país. Hasta aquí, lo cierto.

Sin embargo, una cosa es alegrarnos de la buena salud del sector y otra muy distinta creerse toda la campaña mediática construida por el gobierno alrededor de este tema y que, lamentablemente, está cargada de mentiras e imprecisiones.

La primera y más decepcionante mentira es la tan anunciada cifra de 10 millones de turistas.

No solo se ha contratado la grabación de un merengue a estas “10 millones de sonrisas”, sino que decenas de influencers han inundado las redes sociales con este mensaje. El único problema es que esa afirmación es falsa. El Ministerio de Turismo está “mezclando peras con manzanas”, pues está sumando turistas y cruceristas, que no son lo mismo y nunca se han contabilizado así.

Y no son lo mismo porque el turista es un visitante que dura al menos una noche en el país, mientras que el crucerista apenas pasa unas pocas horas. Esta no solo es una “diferencia conceptual”, sino una enorme diferencia económica. Los turistas que visitaron la República Dominicana en meses recientes duraron en promedio nueve noches y gastaron cerca de 1,376 dólares. Por el contrario, los cruceristas gastaron 116 dólares durante su visita, ni una décima parte de lo que gasta un turista.

De hecho, el glosario de términos de la Organización Mundial del Turismo define (cito textual): un visitante (interno, receptor o emisor) se clasifica como turista (o visitante que pernocta) si su viaje incluye una pernoctación, o como visitante del día (o excursionista) en caso contrario.

En el país esta distinción está más que clara en el Banco Central, quienes en sus publicaciones trimestrales y anuales de “Informe Del Flujo Turístico” ni hacen referencia a los cruceristas. Incluso, el mismo Ministerio de Turismo hasta marzo de 2023 separaba turistas de cruceristas. Este “mezclar peras con manzanas” es un cambio hecho este año para alcanzar artificialmente el “logro histórico de los 10 millones”.

Otra mentira constantemente repetida y promovida con publicidad estatal es que la República Dominicana ha sido el país número uno en recuperación mundial del turismo.

Otra mentira constantemente repetida y promovida con publicidad estatal es que la República Dominicana ha sido el país número uno en recuperación mundial del turismo.ARCHIVO/LD

En resumen, la verdadera cifra de llegada de turistas en enero-septiembre de 2023, según el Banco Central, es de 6,023,573 visitantes, de los cuales casi un millón de personas son dominicanos residentes en el exterior y poco más de cinco millones son extranjeros no residentes

En otras ocasiones, en lugar de cifras incorrectas lo realizado por esta estrategia mediática es la sublimación de lo cotidiano. Cada mes el gobierno organiza un mega evento para celebrar un nuevo “récord histórico de llegadas”.

Sin embargo, tener mayor llegada de turistas que en años anteriores es algo natural que ocurrió en todas las gestiones anteriores (salvo en años de crisis internacional como 2008 y 2020).

Incluso, el crecimiento porcentual en llegada de turistas está lejos de ser histórico. A modo de ejemplo, en septiembre de 2023 llegaron 11% más de turistas no residentes que en septiembre del año pasado, pero en 11 años anteriores se tuvo un septiembre con mayor crecimiento (1997, 1999, 2003, 2015, 2018 por solo citar unos ejemplos). La diferencia es que hoy se celebra con un magno evento lo que antes no ameritaba ni una nota de prensa.

Otra mentira constantemente repetida y promovida con publicidad estatal es que la República Dominicana ha sido el país número uno en recuperación mundial del turismo. Solo hace falta revisar las publicaciones de la Organización Mundial del Turismo para darnos cuenta de que nunca hemos tenido este lugar.

Este organismo internacional publica periódicamente su “Barómetro Mundial del Turismo” en donde realiza un análisis comparativo internacional. Desde inicios de 2022 hasta la fecha han publicado nueve informes, y en ninguno de ellos está la República Dominicana como líder mundial en recuperación de turismo.

En el ejemplar más reciente (septiembre 2023) el país ocupa el décimo lugar en recuperación de llegada de turistas (empatado con Honduras y Serbia), mientras que en el ejemplar de mayo 2023 el país ocupa el lugar 20. Tampoco pudiera decirse que nuestro país lidera la región latinoamericana, pues este galardón se lo han llevado El Salvador y Colombia. En los informes anteriores de la Organización Mundial del Turismo hemos tenido sexto, séptimo, noveno y onceavo lugar.

De todas formas, estar en el top 20 de países de mejor recuperación en llegada de turistas es siempre una excelente noticia, pero esta noticia queda opacada con la afirmación errónea de que fuimos el líder mundial. Aun los logros, sin mentiras, se ven mejor. Además, gastar millones de pesos de recursos públicos para convencer al pueblo dominicano de un logro inexistente es, cuando menos, cuestionable.

Un tercer ejemplo de esta obsesión por la posverdad está en la afirmación realizada en diciembre de 2021 tanto Presidencia como el Ministerio de Turismo donde destaca como “un logro y reconocimiento más, que por primera vez República Dominicana asuma un asiento en el Comité Ejecutivo de la OMT”.

Nuevamente, una mentira fácilmente desmontable pues la República Dominicana ingresó a dicho Comité Ejecutivo en mayo de 1997, solo basta con buscar las memorias de dicho Comité (disponibles en Internet) para ver la membresía del país en esa fecha.

En resumen, la obsesión por la promoción constante y el deseo de elevar a la categoría de “histórica” la buena gestión turística de este gobierno, están llegando a opacarla, por el uso constante de exageraciones, tergiversaciones y afirmaciones incorrectas. Y es que este nuevo “derecho a la vanagloria” que predomina en el marketing político de esta década no debe nunca predominar sobre el histórico “deber de la verdad”.

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