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Amigos inolvidables, muy generosos

Hoy quiero recordar dos amigos entrañables que tuve, notables periodistas de la República, Germán Emilio Ornes y Mario Álvarez Dugan.

Era el año ochenta del pasado siglo; llevaba en las manos un documento al diario El Caribe, una escuela primaria y secundaria del periodismo entonces, y ambos entendían que se trataba de otro de mis artículos, que me publicaban con inolvidable gentileza.

Grande fue su asombro cuando les mostré lo que era: una declaración de que en ese mes de julio se fundaría la Fuerza Nacional Progresista.

Germán me dijo: “Yo me imaginé que lo harías, porque esas dos cartas entre tú y Balaguer, más la fijación de tu posición, que publicamos nosotros, determinarían algún alejamiento. Y te voy a decir algo, yo me alegro, porque se hace necesario que aparezcan minorías serias y ese desprendimiento tuyo de no facturarle todos los riesgos de esas impugnaciones electorales que llevaste, es un ejemplo.”

Cuchito, que tenía un buen humor permanente, le dice: “Germán, este peleó en la cuna, porque es hijo de un peleador. A Balaguer no le va a preocupar, porque él sabe que lo que le dice para no aceptar su invitación a ser parte de la dirección superior del partido es verdad; pero es un hombre de poder, ya tú sabes. Además, entiende que éste va a cumplir ésto que dice aquí: “Usted sabe que a mí no me interesa seguir al Balaguer Presidente, sino al Balaguer Historia.”. Tú verás Germán lo que va a ser esa Fuerza como una abeja de piedra en las orejas de muchos.”

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Germán sonrió a su manera y le dio curso a la publicación.

En los cuarenta y tres años que van desde entonces, hubo dos líderes importantísimos que expresaron públicamente lo que ha sido la Fuerza Nacional Progresista: Uno, al firmar un Pacto de Alianza en el año 1993, que expresó: “Fuerza pequeña en número, pero grande en el patriotismo.” Y el otro, meses después, en ocasión de una experiencia electoral muy traumática, al referirse a las razones de su derrota, expresó: “Fue un fraude colosal y además nos combatió una fuerza política pequeña, pero muy aguerrida.”

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Cosas esas me ayudan a despreciar los intentos de desfigurarnos, como ahora se pretende, por el hecho de resistirnos a cohonestar con una alianza de un supuesto “rescate de la República”, bordeando la sabia execración del Fundador de la República que escribiera:

“Siendo la independencia nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la ley suprema del pueblo dominicano es y será siempre su existencia política libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera, cual la concibieron los fundadores de nuestra asociación política al decir el 16 de julio de 1838: “Dios Patria y Libertad, República Dominicana”, y fue proclamada el 27 de febrero de 1844, siendo, desde luego, así entendida por todos los pueblos, cuyos pronunciamientos confirmamos y ratificamos hoy, declarando, además, QUE TODO GOBERNANTE O GOBERNADO QUE LA CONTRARÍE, DE CUALQUIER MODO QUE SEA, SE COLOCA IPSO FACTO Y POR SÍ MISMO FUERA DE LA LEY.”

Ahora que decimos que el sistema de partidos está renqueando ante los peligros de la Patria, se nos quiere insultar. A nosotros, que supimos renunciar ante las conductas traicioneras de la cúpula de un partido fundado sobre base sublime de ideales de un prócer; nos desprecian y nos pretenden desconsiderar como oportunistas y procuradores de canonjías.

Se equivocan vergonzosamente porque nuestras posiciones ante los acontecimientos nacionales siempre han sido asumidas de cara al sol con decoro y honradez. No aprobamos el saqueo de fondos públicos, detestamos la impunidad de los corruptos y, sobre todo, sólo aprobamos lo que pueda servir a los Intereses Fundamentales de la República. Esto, con el mismo énfasis que hemos enfrentado al Crimen Organizado y la maldición de la Droga.

Aquellos que entiendan que eso es pecado, tendrán sus interesadas razones de desconocerlo; quizás bajo el palio de lo que llaman “los partidos mayores”, que escupen las minorías al mismo tiempo. Debo decirles algo que sostuve en mis palabras de cierre de nuestra última Asamblea: No le teman a la baja votación; es mucho más honrosa que la de los “más votados”, porque éstos proceden de los oscuros rincones de riquezas ilícitas y las pruebas abundan dolorosamente.

Así, pues, que recordar a Germán y Cuchito, verdaderos baluartes del periodismo dominicano, me alienta por sus reacciones tan nobles frente a nuestra iniciativa de ser una Fuerza de Testimonio.

Cito de la carta del Dr. Balaguer del 30 de enero de 1979, sólo su introducción: “Conozco de sobra su carácter independiente y no es difícil medir la magnitud del sacrificio que se impone al asociarse a todo lo que no se avenga a esa manera de ser tan libre y espontánea.”

Esa esa la definición más honda y sabia que se pudo dar de la esencia de la hoja de vida de la Fuerza Nacional Progresista. Que ahora uno de mis hijos pase a ser candidato de su partido, lo siento como un legado. Yo lo fui del partido de Juan Bosch y mi padre lo fue en el año 1914, oponiéndose virilmente a la vileza del derrocamiento del Presidente Jiménez, siendo de otro partido político y frente a la traición de sus amigos.

Esa intransigencia sana, vestida permanentemente con el traje de la buena fe, es nuestro único estandarte. Ya veremos, Dios delante.

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