Celebremos hoy a todos nuestros Santos: los que están en el calendario, y la otra gran multitud de los que viven ya con Cristo y cuyos nombre están inscritos en el libro de la vida, entre los que están muchas veces nuestros padres, abuelos, parientes y tanta gente que conocimos.

La santidad que celebramos en este día solemne es una meta siempre posible cuando se hace realidad en nuestras vidas en programa de las bienaventuranzas.

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.

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