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PUNTO DE MIRA

Abinader, candidato presidencial desde 2019

El gobierno del presidente Luis Abinader se ha dejado comer por el dengue y ha convertido una enfermedad estacional en una epidemia que ha cobrado muchas vidas. La improvisación en materia de salud es lo mismo que ocurre con todos los servicios públicos.

Los agentes del gobierno están mas ocupados en la reelección de Abinader que en ocuparse de una campaña preventiva que evite más muertes de niños.

Miles de millones de pesos gastan en publicidad para Abinader y ni un quiqui para proteger la población. Los funcionarios no acaban de entender que son las obras las que generan votos.

El gobierno en pleno está en campaña electoral y en disputarse la primacía con encuestas de dudosa elaboración que han convertido esta herramienta en un instrumento sin credibilidad.

Y es en este contexto que se materializa la alianza de las fuerzas opositoras que ven a Abinader durante tres años actuar como un candidato presidencial que pasa el tiempo haciendo promesas de campaña, que va volando de flor en flor, sin construir una sólida obra que justifique su alto endeudamiento.

El público percibe que Abinader padece la enfermedad mediática llamada “figureo”. El correcaminos gubernamental pasa su tiempo en buscar cualquier oportunidad para estar en la prensa y no se centra en dirigir su equipo para que resuelva los problemas como ocurre con el dengue. Lo suyo es improvisar chiripas.

Abinader se desvela, se pasa las noches pensando qué hacer para salir en la prensa. Las grandes obras requieren tiempo y no permiten tanto figureo por eso su gestión es una suma de migajas. La obra de este gobierno parece una colcha de retacitos, inaugura las obras por partes como pasó con el muro fronterizo.

Al gobierno se le hace difícil entender qué es un plan y la gestión anda manga por hombro afectando los servicios públicos, sobre todo en salud y educación. La economía va de mal en peor. La improvisación he generado el desastre en las relaciones con Haití con el deterioro del intercambio económico.

Todos los indicadores muestran el deterioro de la economía: las exportaciones decrecen un 17 por ciento, bajan las recaudaciones fiscales, aumenta la tasa del dólar, aumenta la inflación y sigue poniéndose más cara la comida. Hasta Valdez Albizu desapareció de los medios. 

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