pensando

Intelecto corruptor

En su sentido más elemental y tradicional, el entendimiento o intelección se considera como la facultad de pensar, entender o discernir. Se trata de la capacidad que tiene la mente de una persona para discernir cómo se relacionan entre si las partes formativas o aspectos informativos de un asunto cualitativo e integrarlas. El griego Aristóteles le atribuyó al entendimiento la capacidad de leer dentro, logrando penetrar en la interioridad, captando en su sustancia el sustrato que permanece único e idéntico a sí mismo, prescindiendo de las particularidades exteriores. Muchos eruditos reinan en la sociedad con grandes especialidades y doctorados, pero al servicio de la corrupción en todas sus manifestaciones, vendiendo sus grandes logros económicos carentes de sensibilidad social, sin aportar un centavo a las causas más sencillas de solidaridad. Son “loores” al servicio de la depredación del patrimonio de una nación, acumulando riquezas que no les pertenecen, manteniendo posiciones públicas y privadas que no abandonan, creyendo que las heredan; naturalmente para no tocar su patrimonio personal y de sus familias, usufructuando las prebendas de Estado que solventan los contribuyentes. Así practican su sapiencia intelectual aberrante. Pensamos que la contribución del intelectual a la sociedad debe ser en consonancia al bien común como respuesta a las oportunidades recibidas de la sociedad, que espera de estos lo mejor en su calidad básica de vida. Imagínese usted cómo se ha llevado la práctica política, logrando convertir los recursos de los electores contribuyentes en beneficio de sus aspiraciones.    

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