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PUNTO DE MIRA

Cerrar la frontera, otro error político de Abinader

El gobierno está entrampado en su improvisada decisión de cerrar la frontera, una medida producto de su desesperación por no lograr subir su popularidad. El presidente Luis Abinader afirmó que la decisión se mantendría hasta que Haití detuviera la construcción del canal sobre el río Dajabón, pero tal cosa no ocurre, al contrario, ha concitado la unidad de muchos sectores en el vecino país.

Como dije antes, el canal es un tema oficial que continúa mientras que el cierre de la frontera el gobierno no lo puede mantener. Fue una decisión que no midió las consecuencias. Las amenazas patrioteras alteran el flujo comercial de más de mil millones de dólares y muchos empleos.

Los productores nacionales están en protesta porque la quiebra ronda sus negocios que deben pagar impuestos a la renta, salarios y las navidades. Los incalculables daños crecen diariamente.

Abinader sabe que los números actuales no le garantizan ganar en primera vuelta y, aunque fracase la unidad opositora en las elecciones municipales, en las presidenciales la segunda vuelta es letal, de ahí la desesperada medida fronteriza.

La legalidad de la obra haitiana no la deciden lo dominicanos, pero desde el 2021 el gobierno de Abinader no avanzó ningún reclamo internacional donde constara la oposición, como manda el Tratado de Paz de 1929. En cambio, adoptó una medida extrema cuando pudo hacer una escalada de advertencias donde implantara el cese temporal de visados, luego de tránsito, y comercial en lo que gestionaba la protesta en el Tribunal de la Haya.

Se dice que la RD tiene seis obras parecidas en la región fronteriza y corre el riesgo de perder un reclamo si ahora lo hiciera ante la iniciativa haitiana.

Cuando se adopta una decisión política se tiene que tomar en cuenta beneficios y perjuicios y hasta ahora sabemos que el cierre fronterizo traumatiza los negocios con el principal socio comercial y convirtió en gesta patriótica el canal que unió a los haitianos sin que se vislumbre los beneficios.

La improvisada medida del gobierno abrió la puerta para que Haití ejerza contra RD la dictadura del chiquito y rebroten las acusaciones de discriminación, calificativos que comparten incluso funcionarios del propio gobierno.

Abinader mete los dos pies en un solo zapato porque tiene un conflicto con Haití en momentos en que gestiona una invasión militar internacional como apoyo.

Cuando se mete la pata y se saca pronto se queda bien, si Abinader abre la frontera el mal será menor.

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